Por diversos motivos no he podido subir los artículos referentes a las jornadas 6 y 7, por lo que a lo largo del día de hoy publicaremos las dos.

Llegados a este punto del certamen, el cansancio, la acumulación de películas y el cacao mental que provoca el acordarse de una u otra cinta empiezan a provocar que los días se hagan cada vez más largos, hay que exprimir hasta el último minuto e intentar llegar a la mayoría de películas posibles y que ninguna de las importantes se quede en el tintero, cosa algo complicada si como en el caso de la sexta jornada se dan hasta cuatro películas de la sección oficial que entraron en competición.

Al que no le deberían dar un premio este año es a la persona encargada de la programación de horarios y películas del festival después del día de depresión que nos dieron el miércoles proyectándose tres auténticos dramones y una película sobre la corrupción policial que no termina de cuajar. Pero vayamos por partes.


La primera película del miércoles en entrar en competición fue la española, última película española en competición tras No habrá paz para los malvados y Los Pasos dobles, La Voz dormida de Benito Zambrano que se vuelve a poner tras las cámaras para dirigir una nueva cinta sobre la postguerra que parte de la magnífica novela homónima de Dulce Chacón, pero que cinematográficamente no aporta nada nuevo a lo que ya hemos visto muchas veces.

Pepita, una joven cordobesa, viajará a Madrid para trabajar y estar cerca de su hermana, Hortensia, que se encuentra embarazada y en prisión. Una vez en Madrid empezará a ayudar al grupo comunista en el que se encuentra su cuñado, lo que hará que su vida también corra peligro.

Nos encontramos ante una película en que la mesura brilla por su ausencia, donde el dramatismo es desmedido e introducido descaradamente buscando la lagrima en el público. En la mayoría de espectadores parece que funciona, por la cantidad de kleenex que se escuchaban sacar durante la proyección, pero en otros esa búsqueda desmesurada buscando el llanto puede provocar hastío y cansancio. Además la cinta cuenta con el hándicap de parecerse demasiado a Las 13 rosas, siendo esta última en la mayoría de momentos superior a la de Zambrano, que donde si consigue destacar es en el terreno actoral, sobre todo María León quien interpreta de manera maravillosa el papel de Pepita, un personaje inocente y tierno que deberá hacer frente a situaciones peligrosas al encontrarse en el lugar y momento equivocado. Desde su proyección se está hablando muy seriamente de que seguramente la película acabará llevándose la concha de plata a mejor actriz.

Al terminar la película se han escuchado muchos aplausos que han durado gran parte de los titulos de créditos.


La segunda película del miércoles nos trasladó a la china previa de la revolución industrial, en 11 Flowers, para contarnos desde la mirada de los niños aquella época, utilizando como excusa para desarrollar la historia la búsqueda, por parte de la policía, de un asesino que está suelto por el pueblo y cómo el niño protagonista lo encuentra en el bosque y le promete no desvelar su secreto.

Xiaoshuai Wang dirige de manera notable una película autobiográfica muy bien ambientada y con unos actores infantiles que cumplen sobradamente. Lástima que la historia no termine de decidirse por lo que quiere contar se queda a medio camino entre un drama y una cinta política sobre el cambio que estaba sufriendo el país en aquel momento.
Una de esas películas que sin ser redonda podría acabar llevándose algún premio, pero que ha provocado división de opiniones al termino de la proyección la cual ha terminado con parte del público aplaudiendo y otra parte abandonando la sala en la más fría indiferencia.


El tercer dramón del día nos ha trasladado a los suburbios de Lisboa en Sangue do meu sangue, para contarnos una historia de Marcia una madre soltera con dos hijos, que trabaja como cocinera y comparte casa con su hermana Ivette. Un día Claudia, su hija, le cuenta a su madre que está enamorada de un hombre mayor que ella y casado. Después de conocerlo Marcia percibe una grave amenaza sobre su familia por lo que decide que Claudia acabe con esa relación. Mientras Joca, el hijo, contraerá una deuda con un traficante de drogas y su tía Ivette se sacrificará para ayudarle a saldarla.

João Canijo esconde en muchas escenas a los personajes tras las paredes, y mientras el espectador solo puede ver un muro o una parte del cuerpo del actor, escucha sus diálogos y debe imaginar su actuación, convirtiendose en un intruso que se cuela en casa de los personajes y se esconde para no ser descubierto mientras que espía todo lo que sucede a su alrededor.

Una dirección original en la que además abundan las largas conversaciones corales alrededor de la mesa durante una comida y que se resuelven con larguísimos planos secuencia con ligeros movimientos de cámara para resituar al espectador en la conversación. Destacar también el trabajo actoral de las tres mujeres protagonistas cada una en un registro y con un personaje totalmente distinto del otro y que se complementan y enriquecen mutuamente entre ellos.

La cinta tiene su mayor defecto en la duración, 140 minutos, que provocan que durante ciertas partes del metraje la atención del espectador decaiga. Y queda la sensación de que si la historia estuviese más concentrada estaríamos ante una película notabilísima, pero que en este caso se queda en un buen planteamiento que acaba aburriendo.

Como en la película anterior ha habido división de opiniones, indiferencia y aplausos en el patio de butacas en cuanto han aparecido los títulos de crédito.


Y la última película de la sexta jornada ha sido Rampart, un drama policial basado en la novela de James Ellroy en la que Dave Brown, un policía de Los Ángeles encargado del trabajo sucio, se verá envuelto en una espiral de decadencia angustia y paranoia cuando es grabado golpeando a un sospechoso y sus errores del pasado y el escándalo de corrupción que afecta a todo el departamento salen a la luz.

A pesar de un reparto lleno de caras conocidas (Sigourney Weaver, Robin Wright, Ice Cube) encabezado por Woody Harrelson y de un guión escrito por uno de los grandes de la novela negra, nos encontramos ante una película vacía, aburrida y en la que se repite constantemente la frase de “esto ya lo he visto en otro sitio”. Un film en lo que lo único que se salva de la mediocridad es la actuación de Harrelson.

Una vez vista la cinta parece que ha sido escogida en la sección oficial para ver si con suerte se podía hacer que las estrellas de la película visiten Donosti una mala jugada, ya que al final, ni el propio director ha podido venir a presentar el film, el cual ha terminado su proyección sin aplausos ni abucheos en la más absoluta indiferencia.

Esta tarde hablaremos de la séptima jornada del certamen donde pudimos ver una de las apuestas del cine español para este otoño, Verbo, dos nuevas películas que entraban en competición, Los Marziano y Unfair world, de lo último de David Trueba, Madrid, 1987, y de alguna película más que merezca ser nombrada. Hasta entonces disfrutad del cine.

Carlos Fernández
Twitter: @charlyr2d2