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Zinemaldia 2023. Perlas para ver y escuchar

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Dentro de la sección Perlak, que recoge todas esas películas que han pasado con mayor o menor éxito por otros festivales y que compiten en San Sebastián por el premio del público, se proyectaron durante el primer día del festival hasta cuatro títulos que venían con críticas inmejorables de festivales como Cannes, Venecia o Sundance. Esta acumulación de títulos ha provocado que fuese realmente imposible cubrirlos todos y que la Sección Oficial para un servidor empezase casi en el tercer día del Zinemaldia, por lo que hoy toca recuperar dos de esas Perlas que pronto llegarán a nuestras salas.

Perfect Days, cuando menos es mucho más.

En los últimos años Wim Wenders ha tenido una carrera irregular, por no decir olvidable, sobre todo en las películas de ficción, saliendo mucho mejor parado en sus propuestas documentales (Pina, La Sal de la Tierra) pero tras la proyección en Cannes (donde también se pudo ver su última película documental) de Perfect Days tenía claro que esta era una de las películas que no podía perderme en este festival.

Hirayama parece totalmente satisfecho con su sencilla vida de limpiador de retretes en Tokio. Un trabajo para muchos desagradables pero que él realiza con esmero y pulcritud con mucha atención a los detalles y a que todo esté perfecto. Durante la primera parte de la película vemos el día completo siendo la cámara un reflejo más de la actitud del protagonista, con planos sencillos, muy cuidados y sutiles movimientos que enfatizan lo que Hirayama escucha, siente, en definitiva vive, desde que se despierta hasta que se vuelve acostar. Una primera parte que nos sirve para presentarnos a un personaje metódico, amante de los libros y la música de los 70 y con una rutina asumida. Una vida sin lujos, en la que el valor de las pequeñas cosas parecen suficientes para que a nuestro protagonista se le dibuje una sonrisa en la cara.

Tras ese primer día en que hemos visto con calma las acciones del protagonista, la película se estructura en una repetición en el paso de los días, acortando las acciones y añadiendo elementos que día a día irán rompiendo la rutina de Hirayama y sin descubrir nada de su pasado nos llevará a replantearnos si realmente la primera impresión que teníamos de esa vida, en la que él parecía asumir y disfrutar de lo que le ha tocado, no es realmente una decisión personal y esconde algo más. Kôji Yakusho construye de manera magistral un personaje callado, lleno de bondad, preocupado más por el bienestar del variopinto grupo de personajes que se cruza que por el suyo propio y que no necesita más que una mirada para saber lo que le está pasando. Una actuación que le valió el premio a mejor actor en Cannes y que no debería ser el único premio que reciba.

Wim Wender dirige de manera magistral esa importancia por los pequeños detalles, apostando por el valor de la imagen y dejando de lado las palabras para que lo que vemos sea lo que realmente hable y nos cuente lo que pasa, consiguiendo momentos bellísimos, como el baile de sombras, y cuando las palabras entran en escena la mayor parte de las veces lo hacen a través de la música, utilizando la letra de las canciones, que suenan en el cassette de la furgoneta del protagonista, para remarcar un sentimiento o un estado de ánimo.

En resumen una joya, pequeña, delicada y brillante que nos recuerda que de los grandes del cine lo son por muchos motivos y nunca hay que perder la esperanza de que vuelvan a regalarnos una perla. Wim Wenders lo ha hecho.

The Zone of interest. Ven y escucha

Si en Perfect Days la imagen carga con el peso de lo que se nos cuenta, en La Zona de interés no es tan importante lo que vemos como lo que oímos.

Jonathan Glazer es un tipo al que le gusta arriesgar, con proyectos y películas que obligan al espectador a tener una inmersión casi física. Propuestas radicales que pueden dejar a un gran público fuera de juego, o bastante fríos, pero supone una inmersión brutal para todo aquel que conecte con lo que propone el director inglés.

Durante los primeros minutos de Zone of interest vemos unas bucólicas imágenes de una familia en el campo, bañándose en el río y disfrutando de lo que podría ser un domingo de picnic. Eso es lo que vemos pero en ese campo hay sonidos que llegan que no concuerdan con una jornada tranquila de domingo, sonidos que llegan de lejos y que no aportan la paz que nos transmiten las imágenes. Todo tiene un por qué, estamos en plena Segunda Guerra Mundial, donde el comandante Rudolf Höss y su esposa Hedwig se esfuerzan en construir una vida de ensueño para su familia en una casa con jardín cerca del campo de Auschwitz. Aquí es donde Glazer apuesta todo a una carta arriesgada, un salto mortal con el que consigue caer de pie. La película se centra únicamente en la familia, construyendo una serie de postales costumbristas de lo que pudo ser la vida en esa casa, vemos las fiestas, los niños jugando en el jardín, dejando el campo fuera de campo, únicamente tenemos el muro para recordarnos que ahí detrás pasa algo. Pero que no lo veamos no significa que no sepamos que pasa detrás de ese muro pues el sonido sí que nos llega, los disparos los gritos, se introducen la vida apacible de la casa y se mezclan con el día a día de unos personajes tan acostumbrados que ya no parecen escucharlos. Una decisión brillante y a la vez agotadora para el espectador ya que ese contínuo ir y venir de violencia fuera de campo acaba provocando un mal cuerpo y casi te traslada físicamente a lo que tuvo que ser vivir en esa casa. Además del sonido hay otro elemento que se cuela de manera sutil en los diferentes planos, el humo, ya sea de las chimeneas de los pozos o del tren que llegaba al campo de concentración, un humo y unas cenizas que lo envuelven todo y, otra vez, casi nos hace llegar ese olor a muerte que debía respirarse en esa, en apariencia, tranquila casa de campo.

Una de esas películas que no sabes si recomendar pues no es un visionado agradable pero que realmente es un derroche de talento y una experiencia que debe sufrirse.

En el próximo artículo empezaremos a repasar las primeras películas a competición, hasta entonces podéis seguir el festival desde mi cuenta de twitter y escuchar el Podcast de Cinema Manifesto.

- Capítulo 1. Miyazaki, La sociedad de la nieve y Perfect Days.
- Capítulo 2. All the roads taste of salt, MMXX de Cristi Puiu y The zone of Interest de Jonathan Glazer.
- Capítulo 3. The Royal Hotel, La práctica, Un amor y Fingernails.
- Capítulo 4. Esta ambición desmedida.

Nos vemos en los cines.

 

Fuente: CINeol | Visitada: 478 veces