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Venecia 2023. Donde las palabras fallan, la música habla.

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Con esa cita de Hans Christian Andersen resumimos las dos películas sobre músicos y su entorno que hemos tenido en esta Mostra. Diferentes aproximaciones y dos estilos radicalmente diferentes. Ninguna ha fallado y la música ha hablado.

Maestro: Bradley Cooper (re)coge la batuta

El año pasado, en este mismo certamen, se presentó Tár. En la película, Lydia Tar (Cate Blanchett) mencionaba a Leonard Bernstein como su mentor. Este año, Bradley Cooper ha presentado su segunda película como realizador, Maestro , quien no es otro de Bernstein. La cinta, con guión de Cooper y Josh Singer, sigue la historia de amor de Leonard Bernstein (Bradley Cooper) y Felicia Montealegre (Carey Mulligan). Desde que se conocieron, en 1946 en una fiesta, hasta la muerte de Felicia. Una historia que se nos dibuja difícil debido a sus devaneos sentimentales con otros hombres. Pero sobre todo por la inmadurez sentimental del propio maestro, obsesionado por su trabajo y encantado de ser el centro de atención de todos.


La película se inicia con un prólogo en el que se presentan los personajes con detalle y mediante elipsis temporales muy bien ejecutadas. Toda una declaración de intenciones de lo que vendrá: todo está pensado para gustar. Tan pensado que la película va perdiendo ese espíritu inicial según va marcando los hitos conseguidos del manual “cómo hacer un biopic”. No cabe duda de que esta es la apuesta de Netflix de cara a los Oscar del año que viene. Quiere gustar a tantos y molestar a tan pocos que acaba resultando previsible. Cooper ha vuelto a contar con Matthew Libatique como Director de Fotografía, los más destacable en el apartado técnico del filme.

Pero en Maestro hay dos nombres propios que destacan por encima de los demás. Uno es el de Carey Mulligan que, una vez más, vuelve a ser la mejor de un reparto plagado de rostros conocidos. Sobria y divertida cuando el personaje lo requiere, es el pilar fundamental del aparato dramático de la película. A su lado un Cooper que en algunos momentos aparece sobreactuado. Su trabajo como guionista parece no decidirse sobre el punto de drama necesario para contarnos el relato de esta Maestro y el que se requiere para una actuación que quiere entrar en la pomada de los premios. En su rol como director es donde más destaca y es capaz de salvar algún que otro momento mal resuelto.

La gran pega de la película es su falta de frescura. Aplaudimos la capacidad de diseñar cada pequeño detalle de lo que vamos a ver en pantalla, pero agradeceríamos que la película dejara respirar un poco las distintas situaciones sin telegrafiarnos cómo reaccionar en cada momento.

Priscilla: si es difícil vivir con un mito…

… Imaginad si no será difícil convivir con Elvis Presley y su entorno. La nueva película de Sofia Coppola, ganadora ya en este Festival con Somewhere (2010), repasa el amor de la joven Priscilla Beaulieu y Elvis Presley. Desde que se conocen en una fiesta en una base militar alemana hasta que ella decide finalizar su relación. La joven, siendo aún menor, abandonará a su familia para irse a vivir a EEUU, teniendo que mantener una imagen casta y recatada. Se graduará y finalmente se casará. Desde el primer momento aparecen las drogas, las inseguridades, el control de su suegro, que no reconocerá en ella a la mujer adulta en la que está convirtiendo. ¿Y Elvis? Pues normalmente de gira, o actuando en alguna película. Carne de tabloide, sus ausencias y su comportamiento distan mucho de ser lo que esperaba la joven enamorada. Llegará el embarazo de ella, el progresivo agotamiento de su relación y el abuso de drogas de él. Su salida de Graceland, lo es tanto de su matrimonio como de una jaula de oro.

La joven Cailee Spaeny interpreta a Priscilla Beaulieu Presley, con una interpretación segura y compleja, aportando la candidez de los primeros años, su crecimiento personal, y finalmente el desencanto de sentirse atrapada en un matrimonio en el que todos tienen voz y opinión. Muy segura en la piel de su personaje, en las escenas que hay conflicto emocional, por leve que sea, está muy por encima de su pareja, Jacob Elordy. Cierto que él no es el protagonista de la película, pero no logra tomarle el pulso a su personaje en ningún momento.
Priscilla tiene guion de la propia Sofia Coppola. En la fotografía ha vuelto a contar con Philippe Le Sourd, con quien viene colaborando habitualmente. Demasiado oscura en muchas escenas, no hay juego de iluminación. En esta ocasión no alcanza el nivel de La Seducción, por ejemplo. En el montaje, Sarah Flack. Otra habitual de los créditos de las películas de la realizadora. Y llama la atención porque es el ingrediente que falla en el conjunto de la película. Escenas alargadas, algunas reiterativas que, si bien abundan en la degeneración de la pareja, resultan repetitivas. El final pierde el ritmo que ha mantenido hasta ese momento, perdiendo la cadencia tan personal de las películas de Sofia Coppola, en la que las escenas se van fundiendo en un continuo. Resulta algo anticatársica esa forma de hilvanar el final.

En resumen, esta Priscilla hace justicia a la persona real, pero no a la filmografía de Sofia Coppola. Queda la impresión tras su visionado de no haber visto el montaje final. Y eso, a estas alturas es imperdonable.

Podéis seguir el festival de Venecia desde la propia cuenta de Twitter de Immaculada Pilar aka. Rodasons

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Fuente: CINeol | Visitada: 362 veces