ZINEMALDIA 2020 (I). El cine se adapta para seguir brillando

En este año de pandemia donde la incertidumbre está a la orden del día me siento delante del ordenador a escribir estas líneas después de llevar meses con la duda de si realmente llegaría el momento de poder volver a escribir aquello de “Por fin, un año más, estamos en el Festival Internacional de Cine de San Sebastián” donde, desde mañana, y durante nueve días podremos hablar únicamente (o al menos en la mayor parte) de lo que realmente nos gusta el CINE.

Hace unos meses el director del Zinemaldia, José Luis Rebordinos, ya anunció que de celebrarse el festival se haría de forma presencial o no se haría. Así que como bien sabemos todos desde que empezamos a vivir la pandemia en nuestras vidas, allá por el mes de marzo, este año el festival será diferente; tendremos limitaciones de aforo, habrá que mantener la distancia de seguridad y las medidas de higiene que todos sabemos y debemos aplicar en nuestro día a día menos si eres negacionista que lo único que tendrás claro es que eres un poquito gilipollas.

Situaciones extraordinarias requieren medidas extraordinarias

Seguramente donde más hemos notado la diferencia con otros años ha sido en la forma de retirada de entradas (tanto para público como para acreditados) y que, a pesar de las limitaciones en el número de entradas disponibles, ha supuesto un salto importantísimo en cuanto a la tranquilidad y más minutos de descanso con la que luego podremos enfrentarnos al día a día.

A diferencia de años anteriores donde teníamos que retirar las entradas que queríamos el día previo al pase en cuestión, con el consiguiente madrugón para hacer cola y que no se acabasen antes de tiempo este año hemos tenido que retirar las entradas para todos los pases el día antes de empezar el festival. Así que hoy a las 8 de la mañana con puntualidad inglesa he procedido a sacar las entradas para el planning , que después de seis cambios, consideraba definitivo.

¿Te has quedado sin algún pase? – me preguntaréis. Sí, pero por suerte he podido sustituirlos por otras películas.

¿Habrá algún hueco que no habrás podido rellenar, no? ¿Todo ha ido perfecto? Me han quedado algunos huecos en los que no tengo películas pero venía con la idea de que sería mucho más difícil y poder conseguir entradas para 45 películas (las que suelo ver en un festival celebrado en condiciones normales) me parece todo un éxito.

Pero ¿algo malo habrá, no? Sí, es verdad que ha habido películas que las entradas han volado como es el caso de Nomadland, reciente ganadora del León de Oro en el Festival de Venecia, de la que no he conseguido entrada pero me preocupa menos porque sé que es una película que llegará a las salas (siempre que estás sigan abiertas después de toda esta crisis) o del pase de la película sorpresa que se verá el último día del festival y donde las apuestas van desde Dune, hasta Sin Tiempo para Morir pasando por (para mí la más que probable) el debut en la dirección de Aaron Sorkin, quien estará en Donosti de forma virtual dando una master class, The trial of the Chicago 7.

Foto: Montse Castillo. Festival de San Sebastián

No hay mal que por bien no venga

Todas estas medidas se toman en un año en que, siendo sinceros, la crisis del Coronavirus y la no celebración del Festival de Cannes le ha supuesto al Zinemaldia casi un regalo.

Hay que tener en cuenta que la relación, casi fraternal, que tienen los dos festivales hace que cada año se vean en Donostia muchas películas del certamen francés y que Thierry Frémaux, presidente de Cannes, acabe presentando películas clásicas o entregando el premio Donostia a Hirokazu Koreeda, el año en que este ganó la Palma de Oro por Un Asunto de Familia. Este año esa estrecha relación ha provocado que hasta seis películas de las seleccionadas bajo el sello “Oficial Selection Cannes 2020” acaben compitiendo en San Sebastián por la Concha de Oro, además de sumar otros 11 títulos a las diferentes secciones.

Pero no solo de Cannes vive Donosti y teniendo ya la lista de pases a los que podré asistir (si nada se tuerce y no hay confinamientos) aquí van algunas de las películas que más ganas tengo de ver en estos días que vendrán.

Mis películas más esperadas

- Rifkin’s Festival. Woody Allen vuelve inaugurar el Zinemaldia, ya lo hizo con Melinda y Melinda, y lo hace con una cinta rodada en San Sebastián y que se desarrolla en la celebración del festival. Está claro que no es la película que más ganas tengo de ver pero poder disfrutar de la fotografía de Vittorio Storaro en pantalla grande y esperando que Woody nos ofrezca al menos una entretenida historia de amores y desamores sobre un matrimonio estadounidense que acude al Festival de San Sebastián donde ella tendrá un affaire con un brillante director de cine francés y él se enamorará de una bella española residente en la ciudad. A priori una película sencilla y ligera para empezar frescos el certamen que ya habrá tiempo de sufrir/disfrutar con áridos dramas lituanos.

- Nuevo Orden. Michel Franco es un habitual del festival, donde ha presentado hasta cuatro películas como director en la sección Horizontes Latinos, Daniel & Ana, Después de Lucía, Chronic, Las Hijas de Abril y otras dos como productor 600 millas y Desde allá. Este año llega a la sección perlas, después de recibir el Gran Premio del Jurado en el recién finalizado Festival de Venecia , con una película que cuenta como una lujosa boda de la alta sociedad se tuerce cuando una inesperada revuelta social da paso a un violento golpe de estado y que le sirve al director mexicano como metáfora para hablar de las desigualdades y la situación económica de su país.

- Nora. En 2015 pude ver en el festival una película pequeñita que con muy pocos recursos pero con mucho talento y una actriz espectacular (que acabaría ganado ese año el Goya a la Mejor Actriz Revelación) consiguió enamorarme y a día de hoy todavía sigue siendo una de las cintas españolas que más me gustan de los últimos años. Se titula Un otoño sin Berlín y su directora, Lara Izagirre, presenta su segundo trabajo una road movie en la que la que Nora, una joven de 30 años, viajará por la costa del País Vasco para llevar las cenizas de su abuelo junto a las de su abuela.

- La Mujer del Espía. Otra película que llega tras ser premiada en el Festival de Venecia, en este caso con el premio al Mejor Director para Kiyoshi Kurosawa que nos traslada a Japón, la noche anterior al estallido de la Segunda Guerra Mundial, donde un comerciante local dejará a su esposa en casa y viajará a Manchuria con su sobrino donde será testigo casual de un acto bárbaro y decidirá tomar medidas para revelarlo al mundo mientras que su esposa su esposa hará lo impensable para garantizar su seguridad. Una historia de espionaje donde nada es lo que parece envuelta con la sensibilidad y sencillez de la que hace gala el director japonés, sobre todo en los últimos años en los que está más alejado del thriller y las películas de terror que le dieron la fama.

- Verano del 85. Si hay dos directores que podríamos decir que son seguros en el festival cuando tienen nuevos trabajos esos son Hirokazu Koreeda y François Ozon. Este último competirá este año por la Concha de Oro con una película cargada de nostalgia y con las señas de identidad de su cine en donde Alexis, a punto de cumplir 16 años, casi se ahoga cuando vuelca su barco en la costa de Normandía. Por suerte, David, de 18 años, le salva heroicamente. Alexis conocerá así al amigo de sus sueños. Una historia de amor, con algún elemento de suspense y niveles de hormonas bastantes altos. La película ya ha tenido estreno en Francia y si se confirman las buenas críticas no sería extraño verla en el Palmarés final.

- Another Round. Existe la teoría de que deberíamos nacer con una pequeña cantidad de alcohol en nuestra sangre, y que una ligera embriaguez abre nuestras mentes al mundo que nos rodea, disminuyendo nuestros problemas y aumentando nuestra creatividad. Animados por esa teoría, Martin y tres de sus amigos, todos cansados profesores de secundaria, se embarcan en un experimento para mantener un nivel constante de intoxicación etílica a lo largo de su jornada laboral. Con esta premisa en una película dirigida por Thomas Vinterberg (del que ya deberíais haber visto todos La Caza) y protagonizada por un Mads Mikkelsen del que ya se dice que es su mejor papel en años (lo que es mucho decir) ¿cómo no voy a tener ganas que llegue el día de poder verla?

Any crybabies around?
Y de borrachos sigue la cosa, Un hombre desnudo y ebrio aparece en directo en una televisión japonesa en plena celebración de la festividad de Namahage, en la que hombres disfrazados de ogros irrumpen en las casas para asustar a los niños y que se porten bien todo el año. Tasuku, un joven padre, es condenado al ostracismo por avergonzar al pueblo y su tradición y huye a Tokio solo. Dos años después regresa al pueblo para intentar arreglar las cosas con su exmujer y su hija pero se encontrará con una situación muy dura.
Takuma Sato (no confundir con el piloto de Fórmula 1) competirá con esta segunda peli que ya de por si nos ganó con la sinopsis pero que además viene apadrinada por mi amado Hirokazu Koreeda. José Luis Rebordinos ha dicho de ella que tiene uno de los finales más bonitos y tiernos que ha visto en mucho tiempo y ya con eso me han vendido la película.

- Spring Blossom. Suzanne tiene 16 años. La gente de su edad le aburre. Todos los días en su camino al instituto pasa por delante de un teatro. Allí conoce a un hombre mayor que ella, de quien se convierte en su obsesión. A pesar de la diferencia de edad, ambos encuentran en el otro una respuesta a su hastío y se enamoran. Sin embargo, Suzanne teme perderse cosas en la vida, esa vida de una joven de 16 años que tanto le ha costado disfrutar del mismo modo que sus amistades. Esta lucha de la juventud con el mundo adulto suele estar año a año bastante presente en la sección de New Directors con resultados muy satisfactorios y espero que el debut de su jovencísima (20 años) directora y principal actriz Suzanne Lindon cumpla con las expectativas.

Una Gala en la “distancia”

Aunque desde primera hora de día los proyectores empiezan a funcionar no será hasta las 21 horas cuando se dé oficialmente por inaugurada la 68 edición del Festival Internacional de Cine de San Sebastián cuando de comienzo la gala de inauguración que girará entorno a los ejes del concepto de la distancia, muy presente en los actuales tiempos de pandemia, y la necesidad de volver a las salas. El bailarín y coreógrafo Jon Maya ejercerá de director de la ceremonia, mientras que el guión correrá a cargo del escritor Harkaitz Cano.

En la ceremonia se incidirá en la necesidad de regresar a las salas de cine, recién abiertas tras meses de confinamiento, y habrá más de un guiño a las flores que ilustran el cartel de la 68 edición y que cobrarán vida gracias a las animaciones de la ilustradora June San Sebastián.

Durante la gala, que será retransmitida en directo por La 2 de Televisión española, ETB1, eitb.eus y la página web del Festival, también se presentará a los miembros del jurado de la Sección Oficial, presidido este año por el cineasta italiano Luca Guadagnino. Además, en esta edición marcada por el Covid-19, el director del Festival, José Luis Rebordinos, invitará a su homólogo de Cannes, Thierry Frémaux, a subir al escenario para pronunciar un discurso de apoyo al festival francés y a todas las citas cinematográficas que este año han sido canceladas por el coronavirus.

Ahora que ya estamos aquí solo nos queda cruzar los dedos un poco más para poder disfrutar del Zinemaldia entero para poder dejaros mis impresiones sobre las películas que vamos viendo.

Y antes de terminar os dejo con la última novedad de este año. Además de por aquí estaré colaborando con el Podcast de Cinema Manifesto donde ya podéis escuchar un primer acercamiento a los títulos más esperados de esta edición.

Puedes escucharlo aquí

Como siempre, y con todas las medidas de seguridad, os deseo que podáis volver a las salas y me despido con un ¡Nos vemos en los cines!

Twitter Carlos Fernández