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Zinemaldia 2018 (5). Drogas y corredores nocturnos

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En este mundo sobreinformado en el que vivimos se agradece ir al cine sin saber muy bien lo que te van a contar. Año a año la guerra entre los distintos festivales de cine facilita que se produzcan noticias, críticas u opiniones sobre los últimos trabajos de los grandes nombres de la industria, pero por suerte hay un pequeño reducto que escapa a los grandes medios, o al menos es más fácil poder evitar encontrarte con reseñas: los nuevos directores.


Suiza nos trae una de las sopresas del festival
En los años 90, un caso conmocionó a Berna. Allí Jonas Widmer, uno de los mejores corredores de Suiza, atacó, robó y asesinó a mujeres jóvenes causando una situación de autentico pánico en la ciudad. Tras cinco años de trabajo en el proyecto (surgido después de que el productor de la cinta le hablase sobre el caso), Hannes Baumgartner dirige su primer largometraje, Midnight runner, impregnando las imágenes de un estilo seco y directo muy acorde con el personaje protagonista, interpretado de forma brillante por Max Hubacher (al que el año pasado ya disfrutamos en el Zinemaldia con The Captain, que actualmente está en cartelera y que os recomiendo encarecidamente).

Hay que destacar la cohesión y el ritmo constante que establece la película. Es curioso que en estos primeros trabajos vemos en más de una ocasión que a nivel argumental se quiere abarcar demasiado, lo que finalmente acaba por repercutir negativamente en el resultado final. Pero no es el caso de Midnight runner, que en 92 minutos concentra la locura, la presión y el descenso a los infiernos de su propia mente al que se ve sometido el protagonista al no poder superar la muerte de su hermano.


Además es de agradecer, cosa que no suele suceder en muchas de las películas basadas en hechos reales, que acaba sin contarnos la resolución final del caso, lo que aumenta el interés por el mismo y no alarga innecesariamente el film con información que podemos leer en los periódicos. En ese sentido, la película deja de lado el morbo para centrarse en el personaje sin juzgarlo, simplemente nos lo coloca delante para mostrarnos su deterioro mental por la presión y el luto, y cómo esto va degenerando en una violencia creciente hacia las mujeres.

Muchos aplausos en el pase de público pero una nota bastante pobre (5,16/10) en el premio del jurado joven. La película además se podrá ver en el Festival de Gijón gracias al ciclo Crossroad que une a los dos festivales.

Drogas ¡NO!
"Hay cosas que no están bien… No, hay cosas que NUNCA han estado bien". Con esta frase del monólogo inicial de Primos podría resumirse Beautiful Boy, el debut americano de Felix Van Groeningen, director de la multipremiada Alabama Monroe, que nos ha regalado la visita a Donostia de Timothée Chalamet (al que el 80% de los fans llaman Elio) y que probablemente sea lo mejor que vamos a sacar de un telefilm con estrellas que naufraga en contarnos la lucha de un padre por conseguir salvar a su hijo drogadicto.


Como ya demostró en Alabama Monroe (película que tampoco recomendaría), el director se regodea en el drama buscando los momentos impactantes o conmovedores de la historia, sin importarle mucho la continuidad de la misma ni el desarrollo de los personajes, provocando incluso las risas incómodas durante el pase al ver determinadas acciones de los personajes que no tenían ningún sentido. En esa búsqueda de la lágrima fácil y el más lacrimógeno todavía se pierden las actuaciones de Chalamet (que convierte toda la frescura y espontaneidad de Call me by your Name en un sin fin de muecas y gestos forzados) y Steve Carell en un papel de padre coraje que, si bien está acertado en ciertos momentos, no acaba de aprovechar todo el potencial que un papel así podría ofrecernos.

Hay determinados elementos que dan puntos a favor: el montaje de los flashbacks es original y funciona muy bien y en ciertos momentos la fotografía se luce un poco más. Pero el hecho de no profundizar en los problemas de los enfermos de drogadicción, así como del funcionamiento de los programas de reinserción, hacen que cuando aparecen los carteles informativos finales explicando las muertes por drogadicción o la falta de financiación de dichos programas todo quede impostado e incluso moleste al espectador, como así lo han demostrado algunos silbando al empezar los títulos de crédito.

Es una pena que una de las películas más esperadas al final haya sido un auténtico fracaso, pero no todo van a ser penas y en el próximo artículo os hablaremos de las dos mejores películas en Sección Oficial, Quién te cantará y In fabric. Hasta entonces, nos vemos en los cines.

Carlos Fernández

 

Fuente: CINeol | Visitada: 1207 veces