Moderador: Damned Martian
JazZe escribió:¡Por fin he visto está película que tanto se me resistía!
Lo que posiblemente podría haber estado mejor es la historia, que se nota un poco de "puritanismo" que dudo que fuera obra de Wilder. Seguro que él hubiera preferido algo con más picardía y más tórrido, a pesar de que el guión no está nada mal, y algunas escenas son realmente fantásticas. Pero bueno, solamente por ver las paranoias de Sherman, y lo maravillosa que sale Marilyn, ya merece la pena verla.
morneo escribió:Sobre el puritanismo....tienes ke ver el documental que acompaña al dvd, la famosa escena del vuelo de la falda esta hipercortada, además la rodaron un montón de veces en las calles de New York con un montón de gente....y los ojos encolerizados de su entonces marido Joe Di Maggio. Ninguna de las tomas fue buena y finalmente reproducieron la calle de New York en un estudio.
JazZe escribió:
Si, esa historia si que me la conozco. La verdad es que me he quedado decepcionada al ver esa escena en la peli... tengo que ver el documental, y petrocientos mil extras mas que tengo sin ver...
el predicador escribió:Wilder a un paso de la flojera galopante. La idea es buena, el cásting resulta adecuado, y te partes con algunos gags (cachondísima parodia la de De aquí a la eternidad). Pero, una vez agotada la premisa inicial, sólo queda una especie de batiburrillo mezcla de comedia sofisticada y screwball, sin llegar a mojarse en ninguna de ambas direcciones. Tom Ewell, especie de Frank Sinatra sin carisma, y la despampanante Marilyn, se lucen en sus simpáticos roles, provocando una sonrisa cómplice en el espectador. Por lo demás, la película habría horrorizado a Hitchcock; se recurre de manera constante al monólogo para contar con palabras lo que a la cámara del gran Billy no le apetece mostrar. O sea, todo un despilfarro de recursos cinematográficos. Las ensoñaciones y fantasías del protagonista también ocupan su buena ración de metraje.
Pudiera decirse que el filme fue polémico para la época, por su descarada reivindiación de la infidelidad estival; nada más lejos. En realidad, resulta todo muy inocente, y esa falta de garra, de chispa, de atrevimiento... es lo que al final juega en su contra. Parece enfocada, por su tema, al público adulto, pero hoy día su visionado no le sacaría los colores ni a un niño de teta. En suma, tan agradable como olvidable, a lo que hay que sumar el momento del vestido de la Monroe, única escena que perdura por méritos propios.
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