por p4dr1n0 » 12 Ene 2017 10:44
Una película interesante. Es mejor no ir a verla con las expectativas creadas por las críticas y el propio nombre de Scorsese de que es una obra maestra. Es posible que lo sea, y en ciertos aspectos sin duda lo es, pero no en un sentido absolutamente global.
El guión es poco denso y contemplativo, sin duda buscado en el marco de la espiritualidad a la que aspira el resto de la cinta, pero quizá por ello parco y con diálogos en ocasiones demasiado toscos o simplistas. Aún con todo, es el mismo rasgo que le otorga cierta credibilidad a toda la película, una pátina de crudeza. Quizá lo peor. Eso y las interpretaciones principales de Andrew Garfield e Issei Ogata: La primera cumple raspada (Seguramente hubiera sido mejor dejar una carga interpretativa así a Adam Driver y dejar a Garfield de secundario, pero, como si lo viera, de ninguna manera el estudio hubiese aceptado eso) y la segunda es paródica, caricaturesca, seguramente una decisión de dirección, en mi opinión a todas luces cuestionable, que resta profundidad a la película. En el mejor de los casos es un homenaje al cine clásico japonés.
Lo que nos lleva a la realización. Sin duda no sólo lo mejor de la película, sino un libro de texto de referencia para cualquier cineasta, por consagrado que esté. No es -solamente- una formalidad perfecta. Insisto, perfecta. Sino que en esta ocasión Marty, que a su edad con frecuencia suele internarse en territorios hasta la ocasión extraños para él -de la fotografía metafílmica cambiante de El Aviador al 3D de La invención de Hugo, y eso bien entrado en la sesentena- debió opinar que lo propicio para esta historia en particular sería emplear el lenguaje cinematográfico clásico japonés e, inexplicablemente para un italoamericano de 74 años, nos entrega toda una sección de la película que bien podría ser el colofón de la carrera de Mizoguchi o Kurosawa, si hubiesen dispuesto de una retórica más moderna.
Todo ello, por supuesto, no quiero olvidarme, en un diseño de producción de Dante Ferretti en todo su esplendor.
Resumiendo, un film muy personal del Scorsese más católico y espiritual, al que ya habíamos visto en otras ocasiones explícitamente, y durante toda su carrera implícitamente, que en su vertiente puramente de dirección es de las mejores películas del director hasta la fecha.