Pues sí, el final es bastante espantoso, y no por lo terrorífico precisamente. No ya el giro final de argumento, tan pillado por los pelos e histriónico que parece un pegado postizo (aunque temáticamente guarde relación con el núcleo del filme), sino encima por ese final final con
la criada intentando hacer un suicidio familiar
que ya acaba de rematar el despropósito.
La cosa es que el resto de la peli es bastante buena, sobre todo porque más allá del suspense fantasmal (que no se sale apenas de los cánones trillados del género, aunque rodado con corrección) hay más chicha en los personajes que de costumbre. La cinta procura establecer la conexión entre ese tiempo de fantasmas y los traumas de la guerra, mirar a las distintas almas dañadas por el conflicto (el exsoldado que sobrevivió, la mujer que perdió al hombre que amaba, el cobarde que se libró y ahora es repudiado...) y cómo el mundo de los espíritus puede sacar a aflorar esos conflictos internos de pérdida, soledad y necesidad de recordar. Todo eso está muy trabajado y, junto a la labor de los actores y a la buena puesta en escena, salva a la peli. Porque si es por los últimos 15 minutos, se merecería el suspenso.
6-/10