Cuando la vi hace muchos años me dejó un tanto indiferente, pero su estatus de culto ha hecho que le dé una nueva oportunidad. Bienvenida sea, porque es un peliculón. Camina una fina línea entre los recursos habituales del cine de terror y las preguntas filosófias sobre el lugar del ser humano en la pirámide evolutiva, una suerte de mezcla entre John Carpenter y Stanley Kubrick. Es atmosférica y minuciosa, inquietante y gélida, inteligente y perturbadora. Su puesta en escena en soberbia, con imágenes icónicas y escenas que perduran en la memoria (la fumigación, las hormigas saliendo de dentro del cuerpo, la trampa en el suelo...).
Donde es sin lugar a dudas una obra maestra es en la minuciosidad obsesiva con la que retrata a las hormigas, convirtiéndolas en personajes complejos e individualizados a la altura de los humanos. Su comportamiento está narrado con una precisión que demuestra un dominio absoluto del lenguaje cinematográfico... ¡en una ópera prima! Precisamente esta es una de las piezas fundamentales que no solo apuntalan el discurso del filme, sino que además lo convierten en una rara avis que pocas veces se ha visto en el género. Es un análisis sociológico de una nueva especie que acaba de tocar el monolito, como si dijésemos. Una especie de desarrollo apasionante de la primera parte de 2001.
La parte humana es más convencional, aunque no por ello mala. Es más que correcta y sirve para encauzar los diversos temas que trata el filme: el enfrentamiento a lo desconocido y al terror primario a los insectos, la lucha de intelectos, la asimilación de que existe otra inteligencia completamente distinta a la nuestra, los intentos de comunicación y la búsqueda de un lenguaje común, el contraste entre lo diminuto y lo cósmico, los límites de la evolución y los sistemas que puede adoptar una sociedad cuando el estatu quo se altera... Es una película que se puede diseccionar de mil maneras bajo su apariencia de un sencillo filme de hormigas asesinas inteligentes. Y todas ellas estimulantes.
Por cierto, el final 'oficial' que impuso el estudio está bien, pero el que quería Saul Bass es infinitamente mejor. Le da una dimensión totalmente distinta al film, lo sitúa en la escala de las obras magnas en lugar de ser un simple punchline ambiguo. Aumenta la complejidad de la película hasta niveles insospechados.
8/10