Por suerte o por desgracia, me vi antes el remake ochentero de esta película que la original. Un remake que era una mierda con tetas, por cierto. Esto es lo que decía
en su ficha:
No he visto la original, pero es posible que sea buena. La historia tiene potencial, y realizada a la forma de los años 50 (es decir, que los diálogos no parezcan sacados de una película porno de lo malos y obvios que son los jueguecitos de seducción) puede estar bastante bien. Claro, que es de Roger Corman, así que igual no.
Pues no me equivocaba: la película original es muy buena. El argumento es esencialmente el mismo, aunque en esta ocasión con un guion serio, con cierto tomadaca picarón deudor del screwball (en vez del porno hormonado del remake) y sobre todo con una atmósfera oscura, malsana y casi de pesadilla, reforzada por la soberbia interpretación de Paul Birch (que tiene huevos que repudiase la película cuando seguramente es lo más interesante que hizo, y sin duda lo mejor que había hecho hasta la fecha).
Cierto es que sigue teniendo un par de momentos francamente mejorables, como era de esperar en el cine de Corman (la persecución del aparcacoches, el ataque del alien sombrilla), pero en general el trabajo de dirección es notable, con una capacidad para inquietar que en muchos momentos es deudora de la escuela de Val Lewton, con sus sonidos y sombras y sus fueras de plano. Además, su reformulación de la figura del vampiro como alienígena moribundo es muy sugerente y da pie a explorar la decadencia de la civilización y la destrucción de una sociedad de forma muy original, a través de mensajes y relatos, de recuerdos y confesiones puntuales, que pintan un cuadro incompleto pero lo suficientemente trazado como para que la imaginación llene los huecos.
En fin, una cinta muy recomendable con una imagen final realmente potente.
7/10