Sorpresón mayúsculo: para los que dicen que segundas partes nunca fueron buenas, aquí
Halloween 2 supera ampliamente a la primera parte, y no sólo eso, sino que se coloca como la mejor película de Rob Zombie, o al menos la que más me ha gustado.
Me gusta por varios motivos. Primero, porque se libra de las ataduras que supone hacer un remake, como es el caso de la primera parte, que, aunque bastante libre, todavía se le nota dependiente del original de Carpenter. Aquí, por contra, Zombie hace lo que le da la gana con el personaje de Michael Myers, y, aunque no he visto las secuelas de la película original, me da la impresión de que su tratamiento no tiene nada que ver con el que recibió a lo largo de ¡6 secuelas!, ¿cómo puede dar para tanto un personaje (más bien figura) que no tiene ni una sola expresión ni una sola línea de diálogo? Bueno, pues aquí se destruye esa idea Myers como una máquina de matar inmotivada e indestructible y se explora su, por así llamarlo, "cara humana" y el objetivo que le mueve a actuar. Y mola porque el tratamiento que Zombie le otorga a esta línea narrativa mezcla el onirismo y la fantasía pesadillesca, de manera que consigue hacer dudar al espectador de si lo que la pobre Laurie (estupenda interpretación de la actriz, por cierto, para que luego se diga que no hay nivel interpretativo en el cine de terror adolescente...) ve es real o producto de su imaginación, en un ambigüo juego que por momentos me recordó a
Twin Peaks, y más particularmente a la película
Fuego Camina Conmigo (obra maestra incomprendida), de cuyo clímax Halloween 2 bebe sin tapujos.
Pero Zombie no se limita a la trama familiar de los Myers, sino que explota las consecuencias que en el mundo real tendrían las acciones del asesino (y, por ende, de todos los
psychokillers nacidos a partir de los años 70) llevando a cabo una crítica a la repugnante manera en que los medios de comunicación sacan tajada de algunas tragedias en pos del espectáculo. Afortunadamente, y a diferencia de lo que hizo Robert Rodríguez en
Machete, las pretensiones "sociológicas" y "serias" no dominan a Zombie y nunca se olvida de que lo que tiene entre manos es un
slasher cuyo principal objetivo es ofrecer sangre y muertes espectaculares, y la idea de utilizar la excusa del cine de género para hablar de temas sociales importantes nunca condiciona la acción, sino que se reduce a un apunte breve tan irónico como contundente (la escena de la firma de libros, la entrevista a Sam Loomis en el programa de TV). Zombie sabe que su objetivo es otro y no abusa de este tema, por lo que evita caer en el ridículo de Rodriguez hablando con un tono ridículamente serio (por el estilo
trash de la película) sobre el tratamiento de los Espaldas Mojadas por parte de los EEUU.
Sin embargo, también es cierto que el filme tiene ciertos defectos que sería injusto omitir, y el más importante que ahora recuerdo es el tratamiento del Dr. Loomis (desconcertante Malclm McDowell, ¿este hombre todavía hace cine?), al que, para potenciar su discurso, Zombie ha decidido cambiar radicalmente de carácter respecto a la primera peli y convertirlo en un capullo sin escrúpulos. Podría no ser grave de no ser porque, al igual que con la familia del pequeño Michael en
Halloween: El Origen, tira de un par de escenas que de tan torpes casi resultan groseras, como si el espectador fuera tonto y quisiera marcarle bien clarito que esos personajes son despreciables. Es por este motivo que el personaje del psicólogo queda un tanto deslucido, pero afortunadamente no puede decirse lo mismo de Laurie, que, más allá de algunas (al menos para mí) innecesarias escenas de ella gritando, bailando y emborrachándose con sus amigas (carne de psicópatas todas ellas), tiene una entidad difícil de ver en este género tan poco apreciado por la crítica cinematográfica "seria".
En fin, que me ha encantado. Hattie/Hollis, no sé si la habéis visto, pero si no es así: ¿a qué estáis esperando? Si a mi me ha gustado tanto a vosotros os va a explotar la cabeza de placer