Parece mentira que con unos recursos tan limitados y con un aspecto tan árido y frio Kiarostami logre realizar una historia tan atrayente, tirando de primeros planos, de unas interpretaciones tan naturales como hipnóticas y con una historia de amor que va de menos a más, terminando en un plano final grandioso donde desemboca toda la película. Siempre hay alguna razón por la que alguien que se ha criado y ha crecido viendo cine masivo siga buscando algo más alternativo, me pasó con el documental ensayístico de Chris Marker y me ha vuelto a pasar con esta. Quién me iba a decir hace 2 años que me iba a gustar una película iraní.
8+