Los Testigos

[Staff CINeol]

Ficha


Coméntala aquí.

[Villano]

-Lo que estás escribiendo trata de Manú y de mí?
-Sí, pero no sois el núcleo va cambiando, como en la vida

Esta última frase, dicha por el personaje de Sarah, para mí define esta película. Techiné traza un grupo de personajes definidos a la perfección, repletos de fundamento, ricos en carácter para a la vez ofrecer su visión personal del problema del SIDA en los 80, de como la profunda desinformación y la táctica para evitar situaciones embarazosas empujó a muchos homosexuales a tener sexo en cualquier parte, de cualquier manera. Claro que Techiné es sabio y sabe que sería ridículo echar la culpa al costumbrismo social, ya que también nos muestra que los implicados no se preocupaban mucho de su seguridad y evitar riesgos.

Supongo que a muchos, a pesar de sus excelentes maneras, les parecerá que a esta película le falta algún momento profundamente catártico, algo de punch, que se pasa de fría, pero para mí eso es en realidad un signo de madurez, que Techiné hace bien al no intentar hacer la gran película sobre el SIDA y a cambio contar una historia honesta, verídica y 100% creíble, que sepa retratar la intimidad de sus personajes y contextualizarla en ese marco histórico con su particular aire poético, sensible, sutil, sereno y al final sazonarlo con un pequeño toque de melancolía, pero sin pasarse de empachoso.

Al ser la segunda película que veo de Techiné, no acuso ese signo de repetitividad que algunos acusan a esta película respecto al resto de su filmografía (otros quizá lo llamarán entidad autoral), al contrario, me parece una obra rica, autónoma y que sólo está un pequeño paso por detrás de Los Juncos Salvajes, con la que comparte algunas temáticas (el descubrimiento de la homosexualidad por parte de uno de sus personajes, la mirada retrospectiva, la contextualización musical y social), una sensacional dirección de actores y una dirección sofisticada, elegante, pulcra, que sigue mucho a los actores, pero también sabe enmarcarlos dentro de los lugares (ya sea la costa marsellense, París o el pequeño pueblo montañés de Manu), fotografiados siempre con enorme belleza. Y es que las películas de este señor, por lo poco que tengo visto, también se disfrutan con la vista, aunque sin llegar a ponerse excesivamente bucólico (Techiné es ante todo un tío muy moderado, enemigo de los excesos) y es más importante mostrar que disfrazar la historia para dejar al final una sensación ilusoria de complacencia.

Por su puesto que no se trata de la película perfecta, hacia al final del último acto la película va quedando algo difusa, hay una leve sensación de que el ritmo, anteriormente sedoso, ha bajado un poco y que la cosa está un poco de más, que ya está todo dicho. Pero no se lo vamos a reprochar, que tampoco queda del todo mal. Aún y con esas sigues siendo très buenou, mesié Techiné. Un 8/10.