Estupenda comedia berlanguiana, parte de la mejor época del cineasta valenciano, que también nos daría
Plácido y
El verdugo. De hecho, para mi gusto, estas tres películas constituyen la cumbre de su arte (lástima que
Los jueves, milagro nunca vayamos a poder verla en su forma original).
El problema que ha tenido siempre esta película, es el nombre de su director. Muchos espectadores acuden a ella esperando otra sátira afilada de las que lo han hecho famoso; pero
Calabuch no es eso, si no un cuento triste, y funciona a la perfección en dichos términos.
Es la historia de un hombre atrapado en la maquinaria de la guerra, que escapa y busca refugio en un idílico pueblecito costero. El retrato de sus habitantes se aleja de la habitual mordacidad
Berlanga o
Ferreri, para acercarse al tono amable de la comedia italiana estilo
Rufufú, o incluso el de la serie de
Don Camilo. Lo que quizás lo distinga más de éstas, sea el poso de tristeza que deja; tanto en lo que deja entrever de algunos personajes (la soledad de la maestra), como en la constante sensación de que ese idílico refugio sólo es una ilusión efímera, un oasis de ingenuidad que no aguantará una sola embestida del exterior, del mundo "real".
Puede que lo más singular de
Calabuch no sea su tono e intenciones, aparentemente tan atípicas en la carrera de
Berlanga, ni lo brillantemente que el valenciano las pone en práctica, si no que que por una vez, deje espacio a sus personajes para respirar y desarrollarse, sin necesidad de hacerlos chocar entre sí continuamente.
Francamente, si tengo que elegir entre este
Berlanga y el de
El verdugo... me quedo con los dos