Una cualidad que admiro de los británicos, es su capacidad para afrontar con cierta sinceridad (e incluso humor) algunos de los aspectos más sórdidos de sus grandes figuras históricas. Cualquier turista que visite la Torre de Londres, puede encontrar numerosas referencias a la larga lista de ejecuciones, asesinatos y demás atrocidades que se cometieron entre sus muros (mi favorita: las voces de los dos pequeños príncipes desaparecidos, en el hueco de la escalera donde se encontraron unos restos infantiles); algo inimaginable en nuestro país, donde la historia siempre ha sido un asunto demasiado solemne.
En la Torre de Londres se puede encontrar también
la armadura de Enrique VIII; y viéndola, no es difícil imaginar un personaje muy parecido al que interpreta
Charles Laughton en esta película. A primera vista, el trabajo de
Laughton puede parecer algo forzado y excesivamente teatral, con esos ademanes tan llamativos y esas risotadas no del todo creíbles. Pero según avanza la película, vamos descubriendo otras facetas del rey, su humanidad; y me pregunto si esa primera impresión no será la misma que él mismo se veía obligado a transmitir, una caricatura de sí mismo para estar a la altura de lo que sus súbditos esperaban.
La película no es una superproducción hollywoodiense (casi toda transcurre en interiores); pero un cuidado vestuario, un acertado diseño de producción, y un director que sabe dónde poner la cámara para sacarle el mejor partido, consiguen transportarte a la corte de la Inglaterra del siglo XVI.
Korda encuentra algunas imágenes hermosas e ideas divertidas, como ese encadenado entre los martillazos del trabajador que prepara el cadalso para Ana Bolena, y los golpecitos en el cristal de un Enrique VIII que espera impaciente la ejecución de ésta para poder casarse con su siguiente esposa.
Desde el mismo cartelón introductorio, casi toda la película transpira un estimulante toque de humor. Mi parte favorita en este sentido, es el breve episodio protagonizado por
Elsa Lanchester; excelente cómica tristemente relegada a papeles mínimos, y que aquí, como siempre, me deja con ganas de más...