por Villano » 04 Oct 2006 14:54
Mirándolo fríamente, este filme no deja de ser una historia convencional, el muy recurrente trío amoroso, sin embargo tiene una serie de cualidades que consiguen sacarla de esa vulgaridad para convertirla en una buena película.
Su punta de lanza sin duda son las interpretaciones de su dúo protagonista, Marcello Mastroianni y Maria Schell, ambos excelentísimos. Sus personajes tienen una multidimensionalidad que los hacen un tanto complejos, son personajes que aunque si desearían amar, no se lanzan a hacerlo por recelo o por tímidez, y si sus actores no hubiesen conseguido hacer convivir esa dualidad emocional en ellos, seguramente el desarrollo de la película hubiese resultado incomprensible e incluso rídiculo. Resulta deliciosio como Maria Schell refleja la ternura de su personaje, ese aire tímido con sus gestos y sus expresiones que nos convencen de que su personaje es adorable y comprender porque Mario se encoña con ella. Por otro lado está Marcello Mastroianni, que en uno de sus primeros papeles protagonsita de relumbre hace una actuación incomensurable, lo cual luego se convertíria en un hábito para él, prosiguiendo el camino que le convertiría en una leyenda del cine europeo.
De Visconti ya había visto Muerte en Venecia, película que no pude tragar, pero en cambio esta película si que me ha gustado debido a que la puesta en escena es casi lo opuesto. La opulencia y la pretenciosidad de Muerte en Venecia aquí se ve reemplazada por una puesta en escena intimista y sobria, casi teatral, ambientando la ciudad porturaria dónde transcurre la acción con un aspecto casi tenebroso para potenciar esa sensación de intimidad. La dirección de Visconti, elegante y casi sedosa, sabe explotar la profundidad escénica y maneja la historia de tal manera que llega de manera más trasparente al espectador. Las imágenes que consigue fabricar no son tanto con artificios como con un manejo más inteligente de la cámara, como ejemplo ese último plano de Mario y Natalia juntos, cargado de sensibilidad. Aquí su trabajo me ayuda a alcanzar a comprender porque se le tiene en tan alta consideración al director italiano.
Una película sencilla y no obstante muy directa, con mucha belleza, que si bien en algunos momentos nos parece que se pone demasiado sentimental, por lo menos el estupendo final consigue ajustar las cuentas. Incluso consiguió convencerme a mí, que no soy lo que se dice un entusiasta de Visconti.