A la hora de ver esta película, es inevitable pensar en la estupenda comedia de Tom Hanks "Esta casa es una ruina". Sin ser propiamente un remake, "Los Blandings ya tienen casa" guarda muchas similitudes. No es una película de gags, golpes y demás. La mejor definición sería que es una comedia doméstica.
H.C. Potter hace una crítica amable a la sociedad de la época, la cual vivía acelerada por el ritmo de las grandes ciudades, sus atascos, bares abarrotados, ruido sin cesar, etc y nos plantea desde un principio la típica vida de una famila de clase media americana. Los primeros 20 minutos son geniales, ya que vemos como es su rutinaria vida: levantarse, ir al baños, desayuno, las típicas peleas conyugales, etc. Todo esto cambia cuando la pareja se empeña en comprar una casa en las afueras, la cual les produce un montón de problemas: averias, facturas, demoliciones. El sueño de ese utópico "Hogar, dulce hogar" se va tornando en pesadilla poco a poco.
"Los Blandings ya tiene casa" juega como principal baza actoral con Cary Grant, en su vertiente más cómica y sin perder elegancia, haciendo de un impetuoso y a veces ingenuo hombre que se empeña en construir esa casa sonñada. Junto a él Myrna Loy, una actriz recordada por su participación en la saga de películas de "La cena de los acusados", que hace de la perfecta esposa, aunque en momentos maniática en ciertos aspectos de la decoración de la casa
. Y además, un buen actor como Melvyn Douglas, que hace de prudente abogado de la familia, sutil e irónico a la vez.
En fin, una comedia como he dicho doméstica, sencilla, de humor amable e indicada para aquellos que se pasan todo el día en el Ikea, queriendo construir la casa de sus sueños