Hace mucho, mucho tiempo en una galaxia muy, muy lejana la Disney era una compañía capaz de crear sus propias historias sin tener que fusilar los viejos cuentos europeos del siglo XVIII. En aquellos días las producciones de la Disney podían triunfar o no, pero al menos conseguían entrener y - a pesar de los clichés - eran razonablemente originales. "La dama y el vagabundo" es una de ellas, y una de las de más éxito (por lo menos si la comparamos con "los rescatadores" o "Taron y el caldero mágico"), contando una historia de adultos en un formato infantil: la chica de buena familia, de la alta sociedad, que se enamora del golfo canalla de buen corazón de los bajos fondos de la ciudad, interpretando un perro de dibujos animados un papel que actores como Harrison Ford o Robert Redford han llevado a la pantalla en numerosas ocasiones.
La historia en sí es casi lo menos importante de la película, pero las relaciones entre los personajes están muy bien llevadas, habiendo dado algunas escenas para la historia del cine - la más famosa, los protagonistas comiendo
spaghetti hasta acabar dándose un beso.