por Irulan » 02 Sep 2006 13:20
Tenía ganas de ver esta película, aunque no me imaginaba que me fuera a gustar tanto.
Neil Jordan es un director que me suele dejar muy fría, y ninguna de sus películas me gustan demasiado. Bueno, sí, hay una que me gusta (y me gusta muchísimo): El Final del Romance, y ahora a la lista se suma esta Desayuno en Plutón.
La película nos cuenta la vida (por capítulos, breves, concisos, llenos de ritmo) de Patrick / Kitten, un joven que al nacer fue abandonado en la puerta de la iglesia de un pequeño pueblo de Irlanda y que desde pequeño gusta vestirse de mujer. Es un muchacho solitario, incomprendido, pero que siempre tiene una sonrisa o una réplica ácida para quienes intentan amedrentarle. Con los años se irá de casa, topándose con los más variados personajes y siempre en busca de su madre biológica, que según le han dicho está en Londres. Patrick / Kitten será un chico con suerte, encontrará los más variopintos trabajos y le sucederán cosas extrañas que poco a poco encauzarán su camino.
La cinta combina géneros con maestría. Hay un tono de humor (muy oscuro) durante toda la acción, así como elementos de drama (no se puede olvidar la trama política del país en los años '70). La dirección es maravillosa, llena de pulso y de fuerza, así como la fotografía (qué colores) y la banda sonora. Es este un film donde la música tiene una importancia vital, y la selección de canciones es increíble.
Para dar vida al protagonista, se cuenta con esa firme promesa que es Cillian Murphy, que aquí está simplemente glorioso con sus plataformas, su ropa de colorines y su brillo de labios. Su Patrick es divertido e ingenioso, pero también tiene un algo trágico. Es imposible no sentir empatía por ese personaje que ve el mundo con tanta inocencia y que se siente normal a pesar de los comentarios. Junto a él un montón de rostros conocidos, destacando Liam Neeson (que además está guapísimo) o Stephen Rea (habitual del director). Curioso resulta también el mini-papel/cameo de Bryan Ferry.
La película así se acaba casi convirtiendo en un canto a la aceptación de los demás, y toda ella desprende una sensación de ternura encantadora. Casi parece mágica, y lo cierto es que hay algunos elementos que lo son (los petirrojos).
Además, durante las dos horas y poco de proyección se puede casi palpar la sombra de Oscar Wilde (tal y como sucedía en Velvet Goldmine, con la que tiene algunas semejanzas), y esto se confirma al terminar la película con una cita del brillante autor.
Lo dicho, yo desde aquí la recomiendo encarecidamente.