Me decidí a verla sin entusiasmo, impulsado no tanto por las ganas de disfrutar como por esa curiosidad insaciable que te hace ver películas potencialmente infumables. Pensaba bah, otro de esos yankis que se han dejado deslumbrar por el cine europeo de los 60 y ahora quiere copiarlo para demostrar que sólo se ha quedado con lo superficial. Y en los primeros minutos de esta película no parece presagiar nada particularmente maravilloso, no es hasta que llevas ya un buen rato que te das cuenta que estás metido de cuatro patas en ella, alucinado por lo que va sucediendo. En ese punto la película no va lenta o rápida, simplemente va, la pantalla desaparece y dejas de ser espectador para convertirte en testigo. Me resulta imposible señalar cuál el motivo preciso de la seducción, que no tiene nada que ver con las mariposas en el estómago ni patochadas por el estilo, es algo mucho más profundo. Quizá es por la madurez que Bogdanovich expone, por la insobornable honestidad con la que narra, que hace que conceptos tan peligrosos como la nostalgia, el desamor o el fracaso aparezcan sin ninguna afección y creen una emoción sincera y abrumadora. Como debería ser siempre, vamos. O también que no busque la compasión del espectador aunque tampoco se moleste en ocultar su sereno desencanto (al fin y al cabo Bogdanovich no habla de evolución, habla de la decadencia, tampoco habla del paso a la madurez, habla del robo de la inocencia, tampoco trata de ruptura, si no de destrozo). O por su enorme sensiblidad libre de sensiblerías. O cómo casi sin quererlo, sin un sólo subrayado, consiga dotar de matices a todos sus personajes, que se hallan en el costumbrismo pero no en el tópico. O que no se quiera hacer de la naturalidad de los actores y la sencillez de sus diálogos un estandarte para lucir pabellón (me acuerdo de Jóvenes desorientados, pero ejemplos de ésto hay a cascoporro), si no que están incorporados dentro de la historia para que esta consiga toda la credibilidad a la que aspira. Sin eso, esta película sería un desastre al estilo American Graffiti... o una película de Capra.
Antes que espectaculares giros de guión o grandes momentos enfáticos, esta película te conquista con sus pequeños instantes. Sonny pregunta ¿o sea que eras tú?. Sam el león accede a no echarle a la calle. Duane le dice a su colega que coja su coche siempre que quiera. El último momento del cine. Jacy, sentada en el coche, consigue ocultar toda su malicia detrás de su falsa fragilidad. No son desde luego un a dios pongo por testigo que jamás volveré a pasar hambre, pero si se ven dentro del conjunto alcanzan una dimensión arrebatadora, encajan dentro de ese mosaico dedicado al lento derrumbe que se produce con los saltos generacionales que ha sido compuesto con un claro gusto por lo auténtico a manos de un director inteligente y que respeta mucho a su público, que despliega una sensacional y vistosa puesta en escena con la que está muy lejos de pretender marcar paquete.
Con esta película para mí Bogdanovich ha conseguido su pase vip al olimpo, al eliseo o dónde ostias vayan los directores que consiguen reproducir el prototipo de película total, la que cumple con maestría a todos los niveles. Su aval, haber hecho la que probablemente sea la película que mejor refleja la decadencia. Diox debería besarle el culo por esta película. Jodor es que incluso se ven tetas... ¡lo tiene todo!
Otro 9/10.
Por cierto, Corleone, llegados a este punto te recomiendo encarecidamente que no te pierdas Luna de Papel. No es tan deslumbrante como ésta pero también se deja querer bien
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Eso sí, a Cybill Shepherd se la metía hasta por la oreja ![[evil]](./images/smilies/evil.gif "Maligno")
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