Otra peli de Truffaut pal´saco. No aporta nada sustancialmente nuevo a la anterior
Besos robados, tanto en apariencia de comedia ligera como en estructura episódica, pero sí se aprecia una mejora en cuanto a la definición de los personajes y sus circunstancias. Antoine y Christine son ya como de la familia, resultando muy fácil identificarse con ambos, defectos y virtudes incluidos. Por otra parte, en el lado de la frivolidad, destacar a la morbosa Kyoko
(Hiroko Berghauer), la amante de Antoine, aunque reúna en su sola persona casi todos los tópicos sobre japoneses habidos y por haber.
En resumen, otra comedia fresca, optimista, agradable y ligera, aunque, por su misma ligereza, acabe resultando bastante olvidable. Entra bien, pero deja poca o ninguna huella.