por Villano » 27 Ago 2007 00:26
La peor parte de que triunfen películas como ésta es que luego surgen muchos aspirantes a directores y directorcillos de tres al cuarto en general que, al verlo todo tan sobrio y sencillo, confunden el ser realista con ser insípido e insulso y se creen que ellos mismos pueden ser capaces de hacer algo por el estilo. Por desgracia ese móvil de que la realidad es austera hasta aburrir se da por válido y encasquetan auténticos ladrillos (The Brown Bunny, Somersault, Flandres) en festivales y la cartelera, pero en verdad lo único que hacen es crear un realismo ortopédico con el que nadie con dos dedos de frente se puede identificar y ni rascan la superficie del auténtico encanto de La Vida Soñada de los Ángeles: contar una historia que conmueva pero sin sensiblerías y que a la vez sea totalmente honesta y resulte creíble hasta lo probable.
Por su postura estética esta película me recuerda a la también estupenda Hoy empieza todo, si bien la película de Zonca no nace con el ánimo de denuncia social de Tavernier, si cabe es aún más coprometida en mostrar la realidad tal cual, sin ninguna clase de truco complaciente con el espectador, comprometida con sus principios y aún así le quede algo interesante y vivísimo. Hace falta talento para poder situarse en un punto intermedio y hacer las cosas con calidad pero sin que se note por ningún lado la mano del autor y todo fluya con total naturalidad. En ningún punto se busca el tremendismo para llamar la atención, ni rasgarse las vestiduras con respecto a nada, ni tampoco busca planos preciosistas, ni postureo para que las fotos de promoción salgan mega-chulas o hacer un pretencioso ejercicio de estilo para fardar con los colegas de profesión. El filmarlo todo en 16mm y con cámara al hombro no es por lo arty que pueda quedar si no porque es la mejor manera de acercarte a los personajes y la historia. Zonca escoge retratar de forma fidedigna la historia de dos chicas a la que la vida no les ha tratado bien y que al unirse parece que todo les marcha mejor para por extensión esbozar la cara de la Francia actual y de ahí no se desvía. Ni moralejas, ni monsergas, ni nada parecido pero perfectamente disfrutable, sobretodo si te recuerdan (aunque sea vagamente) a gente a la que has podido encontrarte.
Las dos protagonistas de esta historia, que son el auténtico pilar en el cual se sostiene todo el filme, están definidas de una forma tan intachable y además están interpretadas con tal excelencia que es imposible que no resulten creíbles o no se empatice con ellas, aunque sólo sea un poquito, sobretodo con la entrañable Isa, tan sociable, caradura y vivaracha, una viva prueba fehaciente de la total honestidad y falta de cinismo por parte de Zonca puesto que la fe que tiene su personaje en la gente en ningún momento hace que sea una víctima o una chalada y su aceptación sobre la realidad de la vida no le quitan ganas de disfrutarla todo lo que pueda. La película, eso sí, tampoco busca ser idealista o caer en cursilería, a base de situaciones de absoluta coherencia poco a poco su camino se va bifurcando y de paso se nos retrata esa Francia que se deja llevar por la vacuidad de las apariencias y el poco interés que despierta la gente con buen fondo: sólo hay que ver como Marie prefiere al guaperas ricachón en vez del motero que la trata con delicadeza y cariño.
Una excelente muestra de humanidad que se convierte en un ejemplo paradigmático de cómo el buen cine, aparte de ser un gran entretenimiento, también puede servir para comprender la vida y de que las películas realistas también vale la pena. En global, está de lujo y por eso la recordaré durante mucho tiempo.
