por Villano » 07 Ago 2006 22:05
Después de la fantástica y fabulosa Dogville, la idea de poder ver Manderlay me parecía más que tentadora, le tenía muchas ganas y ahora, una vez finalizado el visionado, no puedo calificar la experiencia con otra palabra que no sea decepción. Vaya pájara la de Lars Von Trier.
Si en Dogville sentía una continua maravilla, aquí lo que se experimenta continuamente es el tedio. Un tedio provocado por tener que aguantar a una película reiterativa, que se subraya repetidamente, por tener que ver como Von Trier nos quiere colar con calzador y de manera poco hábil una serie de críticas ridículas, estereotipadas y resobadas sobre EEUU, las cuales son abordadas con muy poco orden, con una narración absolutamente torpe, un cúmulo de despropósitos que se encuentran en un guión muy inferior al de su predecesora, hecho que queda evidente en su nulo acierto por abordar en éste el aspecto dramático de la historia, consiguiendo que nos importe un pimiento lo que le pueda pasar a cualquier personaje de los que aparecen delante de las cámaras.
El gran mal que yo le encuentro a Manderlay es que es una película discursiva, lo cual no tiene porque ser un punto negativo si se tiene algo interesante a aportar, pero no cuando lo que se ofrece es una moral equívoca, ridícula y unos mensajes tirando a estúpidos (miedo a la libertad? Me parto). Que impostado está todo en esta película. Fijaros en los personajes de los esclavos. Todos son retratados como mezquinos y estúpidos, entonces, como nos vamos a poder creer el punto de vista del director respecto a la esclavitud, al hombre negro?
Mientras la veía no podía parar de ponerle pegas. A las ya citadas también le sumaría que aquel planteamiento revolucionario de la puesta en escena que tan bien quedaba en Dogville aquí queda diluido al mostrar más de lo mismo. Ya no provoca el mismo efecto y el manejo de la cámara en mano es más lamentable que en el peor de los dogmas, abusando de los primeros planos y procurando llenar la escena de vacua palabrería para que el manipulado espectador no tenga demasiado tiempo para la reflexión. También aquí tropieza mr. Von Trier. Mal andamos.
Tampoco sale airosa la película en lo que a actores se refiere. Aunque Bryce Dallas Howard no lo hace nada mal, es evidente que su nivel es muy inferior al de Nicole Kidman, a la cual se la hecha de menos durante toda la película. Por mucho que se esfuerce su rostro no tiene ese poder expresivo que si posee el de la australiana. Bryce Dallas Howard es la mejor de un reparto en el que los secundarios no consiguen hacer nada destacable porque además el guión no les deja ni desarrollarse. El mejor de los secundarios es Danny Glover, pero tampoco hace nada especial. Vemos por ahí los rostros de Willem Dafoe, Jeremy Davies, Chloë Sevigny o Udo Kier, pero tampoco consiguen hacer algo que merezca la pena ser recordado, tan solo que veamos que pasaban por ahí.
Una película fallida en su intento por ser dura, fallida por creer que puede golpear conciencias con una artillería de cartón piedra. Así no. Mucho tendrá que cambiar Lars Von Trier en la tercera entrega, Washignton, para intentar justificar una trilogía que a día de hoy pinta como innecesaria, lo bien que habría quedado el director danés si la cosa se hubiera terminado en Dogville!