Al principio me ha sorprendido la ligereza con la que Kusturica aborda la guerra de los Balcanes, pero luego me he dado cuenta de que esta película no es un documento sobre la guerra de Bosnia, simplemente es otra de esas historias de Kusturica: tiene su cáracter estrámbotico, animales domésticos por todas partes, su humor excéntrico, su cámara que no para quieta, sus pinceladas surrealistas, sus personajes alocados llenos de excesos teatrales, su enorme poder visual. A mí por lo menos me ha parecido ver Gato blanco, Gato negro pero ubicado en tiempos de guerra y por eso encontramos momentos dramáticos durante el film. Viéndola así resulta siendo una película maravillosa, hilarante por momentos. Uno ha de saber a lo que se atiene cuando se sienta a ver una película de ese hombre (al igual que cuando se va a ver una película de Fellini), si no es posible que te parezca absolutamente incoherente.
El gran problema de la película es su exesiva durada. Tuve la misma sensación que viendo El Aviador: lo que estoy viendo es bueno, las escenas no están puestas para simplemente alargar el metraje, pero sería mucho mejor si supiera sintetizarse mejor. Hay momentos en los que me dejó entrever sensaciones de agotamiento. Por eso no puedo ponerle mejor nota.
Por el resto me ha parecido estupenda, divertida, desprende cáracter artístico continuamente. Me ha vuelto a seducir el uso de la cámara, las imágenes resultan fascinantes y hay mucho gag al estilo Kusturica, de esos que aparecen cuando menos te lo esperas (por ejemplo la gran esnifada en las vías del tren
). Un gran entretenimiento con el sello particular de su autor.