En mi afán por recuperar muchas de las películas que durante el año se me escapan, hoy le ha tocado el turno a El asesinato de Richard Nixon.
Quién sabe si Nixon fue algo más que un mal presidente, para Niels Mueller parece ser que sí. América puede ser un estado de ánimo, y eso es lo que retrata cruelmente esta película. Tierra de oportunidades o de abundancia como diría Wim Wenders también es la tierra de los olvidados, por el sistema o por su familia que a fin de cuentas parecen ser lo mismo.
Buena película que no termina de convertirse en todo lo que promete por ser excesivamente reiterativa en su planteamiento, lo cual ahoga el desarrollo natural de la trama.
Bien Sean Penn pero lo hemos visto mejor. El resto cumplen a su lado, pues el monopoliza la cinta. Buena música y buena fotografía, ambas provocan que Mueller juege con el plano, buscando transitar del plano clásico a otras formas más contemporaneas de concebirlo.
Me quedo con ganas de más, pero aun así una pelicula muy estimable.