Villano escribió:Le pongo un 7,5 y no sé, a lo mejor le subo la nota a 8.
¿En serio? Yo le pongo un 5 y me cuesta horrores no bajarle la nota a 4.
Esta película es una obra fundacional del porno-melodrama con todas las de la ley. Ya desde el primer momento, con la desgraciada Jennifer -rayos uva- Jones dando un recital de cómo NO conmover al espectador; es decir, haciendo uso de las expresiones faciales más exageradas para demostrar que la sangre powhata hierve en sus venas. Esta chica le da a cada rato un nuevo significado a la expresión "hacer el indio". Lamentable. Nunca jamás un puñado de polvos, Selznick mediante, salieron tan caros. Para que luego nos quejemos de Paris Hilton o Tori Spelling.
Sin embargo, pese a tener una protagonista de semejante calibre, sorprendentemente la película no se queda coja, y ello por obra y gracia de Joseph Cotten, uno de los actores clásicos más sosainas de toda la historia. Sus encuentros con Perlita Chavez poseen tanta intensidad como para congelar el infierno. Lo siento, es un intérprete que me aburre mortalmente sea cual sea el papel con el que le toque lidiar. Directores como Welles o Hitchcock ignoro qué vieron en él aparte de absoluta y contenida (para qué mentir, el tío es sosegado de cojones) vulgaridad. De todas formas, Cotten o Jones poco pueden hacer frente a un guión que maltrata, en el mal sentido, de esta manera a sus personajes. Ni siquiera Gregory Peck realiza algo digno de mención.
No tengo nada en contra de Vidor; es más, su trabajo en la muy superior El Manantial me impulsó a investigar su filmografía. Pero por cada acierto de Duelo al Sol en ese sentido, encuentro dos o tres escenas que me sacan de la trama a empujones, casi todas protagonizadas por la señora Selznick, que cuando sale acompañada por la criada negra gilipollas (cuya enervante voz de falsete justifica siglos de esclavitud) ya es el despiporre. La voy a aprobar por algunas escenas chulas arriba mencionadas y porque el final resulta menos complaciente de lo habitual, pero podría suspenderla con el mismo gusto, o incluso superior. Horizontes de Grandeza le da bien por Detroit a esta encantadora memez.