La Niña santa

[Staff CINeol]

Ficha


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[Villano]

Existe un grupo de autores, formado por gente como el mexicano Carlos Reygadas o los argentinos Pablo Trapero y Juan Solanas, que son considerados los vanguardistas de Latinoamerica, caracterizados por realizar obras de gran sobriedad, muy personales, que apuntan a minorias y se localizan en lugares poco comunes. Las suyas son películas con una puesta en escena original y cuidada, que no lo dan todo masticado, pero están explicadas con tanta personalidad y tanta convicción que al final consiguen generar interés en el espectador. Hay gente que pretende colar en ese mismo saco a Lucrecia Martel, sin embargo, la pelotuda esta, narradora de la futilidad infinita, tan purista como plomiza, en realidad debería ir en el de los pelmas sin fronteras, es esa clase de directores que son la pesadilla de todo cinéfilo: radicales en formas, pero sin ápice de gracia, totalmente abúlicos, se enteraron (sin interiorizarlos) de cuatro preceptos sobre lo que hace que una obra sea puramente cinematográfica y se lanzan a crear películas mónotonas e ínspidas, grandes odas a la nadería, que despiertan un aborrecimiento atroz. No sé sus otras películas (no lo pienso comprobar), pero parece ser que su idea de buen cine consiste en acumular momentos de insoportable intrascendencia, ver a gente cuchicheando, reuniones de catequesis, personajes totalmente mónotonos, conversaciones absolutamente fútiles, momentos que ni alimentan ni engordan... un ideario que por si por mi es, se lo puede bien meter por su inmundo recto. Incluso da la impresión que ella misma se da cuenta de lo vacía que está su película e intenta colar por ahí una sub trama de temática divina, pero con tal torpeza y tan poca gracia, que aún multiplica más la sensación de hastío.

Si por lo menos su puesta en escena tuviera algo de sustancia, aún se le podría perdonar e incluso dejarse llevar a ver a dónde quiere ir a parar (como a Reygadas), sin embargo, también ahí demuestra ser una persona gris, sin ingenio, ya que la dirección de esta película es totalmente plana, aséptica, predominan con exageración los planos cortos y estáticos, absolutamente insustanciales, limitándose entonces al simple cambio de plano. Que tipa más mediocre, redios. O sea que en resumen, la película esta no te aporta nada, no te dice nada y ni siquiera te llena los ojos


Para poder decir que Isabel Coixet es una gafapasta no se tiene que haber visto alguno de los tostones de Lucrecia Martel. Esto si que es esnobismo infundado a manta. Una soplagaitas de categoria que entre una montaña de excrementos te saca un granito de café y quiere que con eso te des un festín y luego le des las gracias. Imposible ponerle más de un 3/10.