Mi padre me recomendó y regaló esta película alegando que había marcado un antes y un después. En su época, me decía, fue una revolución, con escenas sin inhibiciones, tratando el tema del deseo sexual como una necesidad primaria, es decir, como lo que es.
La verdad es que me esperaba que fuese más “light“, lo cual me sorprendió gratamente.
La relación entre Kichi y Sada es posesiva, es sexualmente dependiente. Sada tiene la gran suerte de ser excesivamente sensible a los estímulos sexuales, lo cual hace que no pueda renunciar ni un solo momento al placer que su cuerpo le proporciona. Kichi se convierte en el catalizador de sus deseos, lo que trasforma la relación en un inevitable viaje de ida hacía la destrucción.
“El imperio de los sentidos” es la pasión, la capacidad de sentir con cada poro de nuestro cuerpo, así como de experimentar con él, pero también es destrucción y muerte.
Besigochis