Me parecía difícil que Antoine Fuqua fuera capaz de hacer cosas peores que
El Rey Arturo, pero este colega se ha superado a sí mismo.
Enésima producción que ensalza los valores del ejército yankee (al más puro estilo ONG), Lágrimas del sol es un cúmulo de despropósitos en que no se salva ni el tato. Bruce Willis realiza su interpretación más pétrea hasta la fecha, sin cambiar de expresión en toda la puñetera película. Monica Bellucci hace lo que mejor sabe hacer; dar grititos ridículos y lucir morritos carnosos. Ni siquiera se desnuda, pero, eso sí, suda como nunca la camiseta. ¡Que gran actuación! ¡Que chica más concienciada!
Por supuesto, como en casi todas las películas de Fuqua, el guión brilla por su ausencia; se trata de una mera excusa para escenificar tiroteos, evacuaciones y rostros de pobres y desamparados refugiados. Pero lo peor es que, en las dos, ¡dos! únicas secuencias bélicas que nos muestran, no hay intensidad ni espectacularidad algunas.
Reglas de compromiso y
Cuando éramos soldados, aunque resultaban igual de maniqueas, al menos contaban en su haber con escenas trepidantes. No digamos ya maravillas tipo
Depredador.
En fin, si algo he sacado en limpio, es que no se le pueden pedir peras al olmo. ¿Verdad, señor Fuqua?
Nota: 3/10