Buena y entretenida película de aventuras... a ratos. A pesar de que el título justifique la presencia de Roosvelt, a efectos prácticos de la narración me parece que el que se profundice en su persona no es necesario para la película, es relleno puro y duro, ya que una vez se explica el porque del desembarco americano en Marruecos, su presencia deja de ser necesaria para el desarrollo de la historia principal. Para mí que es simple adoración de Milius hace el personaje, pero lo pone con calzador. Aparte de eso, hay otros momentos en la película pierde fuelle y la relación platónica que se establece entre El-Raisuli y Pedekaris, aunque ofrece algunos momentos simpáticos, tampoco es nada que esta película haya inventado: el que una mujer bien se enamore de un hombre que es lo opuesto a un refinado caballero en situaciones adversas es algo que que se viene haciendo ya desde tiempos de La Reina de África o más, quien sabe.
Aún y así queda muy bien esa especie de relación de mutua admiración/respeto que se establece entre Roosvelt y El-Raisuli, pero otro lado a Milius se le ve el plumero cuando realiza la milionésima exaltación en favor de los yankis.
Pero la película tiene algo que sin duda le hace estar por encima de la mediania vulgar y corriente: Sean Connery, que hace valer en todo momento su fuerte presencia ante la cámara y le da un aire carismático y honorable a su personaje, cosa que, bien mirado, era lo que se debería esperar de él. Todo lo que rodea a su personaje es lo mejor de la película.
Aparte, Milius también le echa salero a su realización y la filma con sobriedad pero con acierto, intercalando algunas imágenes de gran belleza del desierto con algunas escenas rodadas estupendamente (el asalto beduino al principio de la película y también el del final), pero también se podría haber ocupado de darle más tensión a la película, no solo en cacho final.
Bastante estimable a pesar de que es evidente que es una película con vocaciones taquilleras de la época. Le pondré un 7 porque estamos así de magníficos