Parece como si el bueno de Oliver Stone hubiese cogido lo de la ley de Murphy, aquello de que "lo que puede ir mal, va mal" y lo haya explotado hasta el agotamiento.
La peli es como un trance, una historieta caótica, enloquecida, media onírica medio psicotrópica, a la que el estilo Stone le queda de puta madre. Mientras la veía me imagina como podía haber quedado la historia si se hubiese tomado un tono sobrio y menos loco, y la verdad es que creo que una historia como esta no se hubiese podido narrar con seriedad. Stone se ríe de la constante desgracia del personaje, la verdad es que la peli tiene mala hostia para dar y regalar, y cuando la situación es de lo más cruel y terrible, uno acaba esbozando una sonrisa, casi involuntariamente.
La capacidad de Stone, el estilo absolutamente pasado de rosca, videoclipero, esquizofrénico y exuberante se ajusta a la historia como un guante, y el tío acaba por introducirte en la trama al 100%, uno acaba por sentir la desesperación, los nervios y el calor que siente el prota. No obstante, aunque pueda parecer que solo haya cachondeo, la historia tiende a tramos hacia una atmósfera malsana e hiriente, en la que los truquitos visuales de Stone juegan un papel muy importante.
La galería de personajes estrambóticos no tiene precio. Hasta los más insignificantes son memorables. Desde el mecánico al que da vida Billy Bob Thornton (un paleto cabrón que no tiene desperdicio), hasta el sheriff (que parece que es el único que mantiene la cordura y la legalidad y al final es igual está igual de trallado que todos), pasando por la increíblemente morbosa y sensual Jennifer Lopez (primera vez que la veo manejando con saber hacer un papel) o el indio interpretado por Jon Voight
). Pero los que se llevan la palma son esos dos dioses de la interpretación llamados Nick Nolte y Sean Penn. El primero le pone cuerpo y alma a un paleto embrutecido y asqueroso, pasado de rosca y excesivo, pero brutalmente convincente y lo de Penn es algo inenarrable; tardaré mucho en borrar esa imagen del final de la peli, y esas gafas de sol, la camiseta sudada y la voz cansada, el tío consigue dar auténtica lástima, sin forzar ni sobreactuar, impresionante
En resumen: excesiva pero fascinante. 8/10
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