El volumen 1 me gustó pero me negué a valorarlo al tratarse de una obra inacabada, y tras ver el volumen 2 veo claro que acerté, pues es ahora cuando todas las cartas se ponen sobre el tapete y vemos al completo el mosaico que sólo se entreveía en la anterior película.
Menos intelectual (también podría decirse pedante), más oscura y carnal, la película gana desde el comienzo, en el que un diálogo clave revela un aspecto del personaje de Stellan Skarsgard que le aporta un sentido del que antes carecía, y que vuelve su relación con la ninfómana menos discursiva, más humana y realista (en el sentido de que no chirría tanto que una mujer como ella sea capaz de mantener un diálogo de igual a igual con una biblioteca andante como él). Por este motivo las referencias cultas que trufaban el primer volumen se reducen hasta casi desaparecer, dominando aquí las experiencias sexuales de Joe, que por otro lado se vuelven más sórdidas y delirantes. En este sentido la película supone una reflexión sobre la complicada relación que las personas (concretamente las mujeres) tenemos con el sexo, más que una metáfora de la mujer o un alegato misógino/feminista. Von Trier nos lleva de viaje por el lado oscuro en el que viven aquellos individuos cuyas pulsiones íntimas les impiden encajar dentro de la sociedad “normal”, y en este sentido cumple con nota, operando como brillante cirujano social.
Sin embargo el punch final es lo que realmente me dejó KO, certificándome el maquiavélico talento y la crueldad del danés, de las cuales tanto había oído pero hasta ahora no había experimentado (pues los medios machacaron tanto sobre él que me quitaron las ganas de ver su filmografía, igual que con Almodóvar). Esa pantalla en negro con la que Von Trier evita que presenciemos la obscena destrucción de cualquier esperanza para los personajes, un desenlace absolutamente desolador que reafirma su nihilista visión de la existencia: a pesar de toda la intelectualidad y las capas racionales con las que nos cubrimos en el fondo somos animales movidos por los impulsos primarios, el sexo y la violencia, que en última instancia controlan y dirigen nuestras vidas. Creo que esa es la idea que pretende transmitir, y no se me ocurre una forma más implacable de hacerlo.
Ah, y no me olvido de la referencia a
Anticristo: si es que en el fondo se nota que este hombre es un cachondo