por el predicador » 21 Mar 2017 21:31
Mira que me gusta Michael Moore y sus divertidos documentales, cine político a mitad de camino entre la gamberrada y el panfleto de brocha gorda. Sin embargo, aquí se le nota muy desganado, incluso domesticado. Está bien eso de coger al tún-tún un puñado de ideas socialdemócratas estupendas de la vieja Europa, para luego intentar golpear con ellas las amodorradas conciencias de sus ultraliberales conciudadanos yanquis, enemigos declarados del estado del bienestar, pero, desde el punto de vista del espectador europeo, se le ven las costuras a kilómetros de distancia. Y es que no son lo mismo las cárceles de máxima seguridad en Noruega que Alcalá-Meco. Ni lo sueldos alemanes o franceses si se los compara con los países menos boyantes de la zona euro. Es evidente que los USA presentan todavía alarmantes carencias, sobre todo en cuanto a su sistema sanitario (por sí solo centro de la trama en Sicko) y en menor medida el educativo, aunque también es cierto que en todas partes cuecen habas, comprobándose que la desfachatez política campa a sus anchas por doquier y tiene carácter universal, como en el tema de las infaustas cajas de ahorro a ambos lados del Atlántico.
En fin, hay algunas metáforas, algunas ideas, algunos testimonios interesantes que salvan la papeleta, pero la frescura y mala leche de antaño brillan por su ausencia. Inofensivo y rutinario, dos adjetivos que no sientan nada bien al zepelín humano de Michigan.