Otra barrabasada perpetrada por Asylum, gracias a la cual varias caras conocidas (las cuales vivieron mejores momentos de gloria en el pasado) han conseguido el cheque para tirar hacia adelante un poco más.
Ian Ziering es el único que parece pretender tomárselo en serio en una película que funciona mejor si se toma como un despropósito divertido, como una suerte de comedia accidental sin ton ni son, con escenas delirantes fruto sin duda de alucinaciones provocadas por la ingesta masiva de drogas duras.
Pues eso, que si se hubiera apostado totalmente por la comedia prescindiendo de todo atisbo de seriedad, estaríamos seguramente ante la comedia más flipada del año
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