Me esperaba bastante más de esta película, la verdad. Podría pasar como antecendente de Speed, aunque ya se la ve muy anticuada: escenas de acción con violencia mínima, personajes chungos (esa caricatura de alcalde o el ex-mafioso metido a secuestrador te sacan de la peli más que meterte), diálogos macarrónicos, como aquel en que el jefe de los malos se despide y el controlador del metro contesta: "le veré en el juicio". En fin, ese de tipo de momentos efectistas que por colar una gracia tonta dinamitan la credibilidad del argumento.
Tampoco se puede decir que el dire, Joseph Sargent, sea un prodigio en su terreno, sobre todo al compararlo con directores
de verdad, como William Friedkin (French Connection) o John Frankenheimer (Domingo negro). Se limita a poner la cámara en el sitio oportuno y tirar de puesta de escena, utilizando recursos bastante manidos para aumentar el suspense, desde...
un policía infiltrado en el vagón hasta el momento en que éste vuela sin control sobre la vía, con peligro de descarrilar.
La peli entretiene, y cuenta con dos actores de lujo como son Matthau y Shaw, pero también resulta más simple que el mecanismo de un chupete. Aprobado alto y gracias.