por Corleone12 » 22 May 2009 22:35
Me puse a verla no con la certeza de que me fuera a maravillar, sino más bien con la idea de que, como con las cosas que había visto de Bergman anteriormente, me iba a gustar pero sin ese directo a la mandíbula que le suelo pedir a un drama. Además de apreciar todo su potencial, la maestría con la que está hecha, la sobriedad y profundidad que tiñe cada fotograma, esta tenebrosa/hermosa película sí que posee ese punch que te deja noqueado un par de días, con esas sensaciones auténticas que sólo crean las película insobornablemente sinceras y honestas.
Realmente, no sabría apuntar cuál es la fuente de ese magnetismo que posee la película. Puede ser la sobriedad con la que rueda Bergman y su sublime uso de los primeros planos. No he visto nunca una película con unos primeros planos tan bien puestos y que tengan tal grado de expresividad. O ese cuidadísimo gusto por crear atmósferas íntimas, pero con su halo de misterio. Un sencillo primer plano a la hermana moribunda consigue crear un enorme desasosiego y a la vez una piedad enorme. O también puede deberse al SOBERBIO (y por no ponerlo en negrita y a letra gigante) trabajo de TODOS los actores. No creo que exagere un ápice si digo he visto algunas de las mejores interpretaciones femeninas de mi vida.
Aunque reflexionado calmadamente sobre la película posiblemente su mayor hallazgo, al menos para mi, es que, en esencia, es un portento de síntesis dramática. Me explico. Sólo hace falta ver ese plano a Liv Ullman, vestida totalmente de rojo, y la mirada y aire que se da ésta para darse cuenta de su carácter frívolo y juguetón. Cosa que se refrenda con la magnífica descripción que hace el médico de ella.
Solamente con otro plano más, este vez a Ingrid Thulin, presentándola de la manera más fría y distante del mundo, se nota que estamos ante una burguesa recalcitrante de la mayor ranciedad y represión posibles. Personaje, por cierto, al que Haneke le sacaría más punta en La pianista (uso de las cuchillas incluído). Al marido de ésta, simplemente enfocándolo y viéndolo comer, se le ve un pelele insípido y desagradable.
Me resulta flipante como con tan poco Bergman puede levantar y apuntalar un drama de personajes, al contrario de lo que uno piensa, que es tipo sesudo, intelectual y metafísico, que lo es, aquí resuelve el asunto con una concisión y una capacidad de síntesis que sólo me queda quitarme mi imaginario sombrero ante tanto saber hacer. Sabe muchísimo pero no se pone de pesado.
Obviamente hay cosas que me descolocaron. Ese continuo uso del rojo todo el tiempo, el doble papel de Liv Ullman o cierto momento que podría haber firmado Gabriel García Márquez que me pisoteó los esquemas. Aunque tengo la sensación de que eso ya es cosa de absorberlo yo y comerme la cabeza.
Aparte de que es la mejor dirigida que le he visto a Berman es, sin duda, la que más me ha perdurado, la que más me ha afectado y, lo más importante, la que más me ha gustado. Nota: 8-/10
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