Es requisito justo y necesario acercarse a esta película sin prejuicios, a sabiendas de que ni los actores van a interpretar, ni el guionista va a escribir, ni el director va a salirse un nanomilímetro de los cánones marcados. Salvados estos escollos, nos encontramos con un producto altamente disfrutable (apelando a los más bajos instintos, eso sí) cuyos acojonantes duelos fluyen sin cortapisas de ningún tipo, sin que la acción física se vea entorpecida por líneas argumentales que sólo consiguen marear la perdiz. Alguna hay, pero de escala muy reducida.
Y qué decir de Jean-Claude. Protagonista absoluto y razón de ser del embolado, tan inexpresivo en las escenas más calmadas como dinámico y subyugante en el arte de la yoya. Dudo que exista otro intérprete occidental que haya sacado mayor partido a su físico, ni siquiera Chuache o Sly. Anodada lo que este colega puede hacer con sus piernas de destrucción masiva.
En fin, que me ha gustado más que Kickboxer. La segunda mejor película de JCVD después de la mítica Soldado Universal (y a falta de ver su cinta homónima, of course)