por Villano » 14 Ene 2007 23:02
De mala película ni hablar, lo que de verdad sucede con Reencarnación es que está terriblemente infravalorada. Ya sólo por la brillante dirección de Jonathan Glazer me sería imposible catalogarla como mala. Pues anda que no se han ensalzado ejercicios de dirección muy inferiores al mostrado en este trabajo.
Si me pongo en el lugar de sus detractores, comprendo que al ver una película con envoltorio de misterio/thriller sobrenatural y que esté protagonizada por una super estrella, luego, a la hora de la verdad cuadno se encuentran con un producto que dosifica mucho sus emociones y que recibe un tratamiento bastante más refinado de lo que se puede esperar de una película de género, a más de uno y cien se le retuerza el gusto, más aún si son espectadores que no consumen cine de corte independiente o, simplemente, no palomitero. Son las consecuencias de entrometerse en ciertos géneros con determinados actores, que la gente espera ver una película y si no se la das... pues sucede lo que sucedió con ésta, que les faltó tiempo para tirarla a los leones, más aún si la película viene envuelta por una auréola de polémica (por lo de la pedofilia) y el tema se toque con tanta sutilidad.
Dos son las grandes bazas que le veo a esta película. Uno, el que ya he mencionado antes: el trabajo en la dirección de Jonathan Glazer (del que sólo había visto unos videoclips y un par de anuncios). Es elegantísimo a la hora de manejar la cámara y componer planos visualmente sensacionales, consiguiendo dar a la película una atmósfera envolvente que te atrapa si te sabes dejar llevar. Para mí ha sido el gran hallazgo de esta película.
La segunda por supuesto es la Kidman, que está inmensa, cómo consigue aguantar ese largo plano cuando llega tarde al concierto, el que se va cerrando hasta convertirse en un primer plano que ella aguanta con maestría, irradiando emociones en cada segundo. Luego también nos encontramos con una fotografía apagada pero jugosa y una banda sonora que al ser tan excelente consigue fundirse con las imágenes de manera cartesiana.
Si no fuese por ciertos baches que atraviesa la película y porque al final tampoco acaba de llenar (aunque no me desagradó), estoy seguro que le podría puntuar mucho más alto. Además de que el niñito, Cameron Bright, tiene momentos que puede sacar de las casillas a más de uno, no sólo a Danny Huston. No obstante, queda una interesante reflexión sobre el engaño y de cómo uno puede llegar a creer cuando realmente quiere hacerlo.