Compleja, exhuberante, ambiciosa, malévola, desasosegante, reveladora, madura, incisiva, mordaz y provocadora, Apocalypse Now no es una sino varias películas a la vez; una miniserie de pequeños capítulos que reflejan (y prácticamente agotan) el imaginario del conflicto vietnamita. Por eso quizá es difícil disfutar su visionado de una tacada, sin paladear poco a poco los sucesivos episodios que acontecen ante nuestros ojos. Poco o nada tiene que ver la carnicería perpetrada por Kilgore y bendecida por los de arriba, con la aparición fantasmagórica, una de tantas, de las conejitas playboy, a pesar de que ambos momentos forman parte de un todo: un tour del caos, la muerte y la destrucción en alto grado de pureza, el regreso a la barbarie de otras épocas en que el propio hombre distinguía entre humanos de primera y de segunda.
Coppola no deja títere con cabeza, tanto en el lado americano como en el nortvietnamita. Para con los primeros, sólo hay que fijarse en detalles tan nimios como la exclusión de la población local en el espectáculo de la chicas del calendario, relegada a mirar tras una valla de odio. Para los segundos...
basta que los americanos vacunen a los suyos para cortarles los brazos en represalia.
No es solamente la descripción logística de una guerra concreta, sino también de aquello que las guerras son capaces de sacar a la luz. Lógico que Kurtz enloquezca y quiera tomarse la justicia por su mano. ¿Quién más iba a hacerlo en circunstancias semejantes? ¿Es eso fascismo o sentido común?
Sin embargo, hay cosas que no me han convencido en el revisionado, aparte de su enorme duración (Redux version) que imposibilita el que la mayoría de escenas rayen a la misma altura: el personaje de Dennis Hooper me parece muy cargante y sobra, una manera innecesaria de remarcar el carácter de deidad atribuido a Kurtz. Además, que el fótografo va tan colocado que no parece tal, sino Hooper disfrazado de fotógrafo.
Otro punto negro se encuentra en la discutible inclusión de la mini-colonia francesa; aunque a mí personalmente me interesan los temas tratados en esa cena, entiendo que a mucha gente le pueda parecer un episodio innecesario, si bien ayuda a establecer paralelismos con el pasado (que siempre vuelve) y a recoger todos los puntos de vista posibles en torno a tan funesta guerra.
P.D: Por último, me gustaría reseñar algo que sólo puede verse en los extras del dvd Redux:
La destrucción por bombardeo aéreo del campamento Kurtz, hipnótica y casi onírica, me produce, ignoro porqué, una gran paz, sosiego, calma. Todo vuelve a la normalidad; el mal ha sido extirpado del mundo, la gente puede respirar tranquila de nuevo.
Por suerte Copola mantuvo la ambigüedad del desenlace, consiguiendo un efecto mucho más perturbador. Con el paso del tiempo, el monasterio ruinoso quizá siga allí, extinto, pero intacto. Una mancha imborrable en el alma humana, aletargada pero lista para volver en la próxima guerra. Y las que nos quedan.