Es un western clásico y comercial. Quizás por eso me he quedado a medias. Hay cierto trasfondo triste, con la imagen de la bicicleta y de los trenes a modo de muestra de como la incipiente modernización se está comiendo al viejo oeste y también ciertos diálogos cargados de ironía y desencanto con el mundo, pero la historia se forja gracias a una clara idealización de los fuera de la ley, que en este caso son carismáticos, graciosos, elocuentes y tan apuestos como Redford y Newman, qué casualidad! Obviamente, me parece una propuesta perfectamente lícita, de hecho, me parece muy acertado ese enfoque casi de comedia. Pero en mi caso hace que la película se haga más entrañable que perdurable, más comercialoide que auténtica.
El final no lo he entendido muy bien, no sé muy bien a qué viene. La fotografía y el tema central de la película, maravillosos, eso sí. De resto, mayormente, todo concesiones de cara a la galería. Aunque todo muy entretenido, que conste.
Nota: 6+/10