por Villano » 04 Sep 2022 08:52
A mucha gente nos sorprendió este semi giro de apertura de Albert Serra, que siempre se ha trabajado la pose de autor iconoclasta, y que haya rodado una película con un recorrido narrativo más marcado (pero sin tampoco caer en moldes más comerciales), imágenes más potentes y llamativas... pero también con sus escenas de anticlímax, sus matices raros en ciertos momentos, cuando no sabes si va de broma o en serio. No se puede decir que haya mutado hacia el cine convencional, pero vamos, desde "Honor de caballería" está claro que su evolución ha sido notable y se nota cierto esfuerzo por hacerse entender. Supongo que el recorrido del cine marginal no da para décadas de desarrollo y que hay un punto que se necesita añadir algo más para simplemente ser atendido por audiencias más amplias y festivales más grandes.
En general se trata de una visión satírica de la política, donde ha de privar el cinismo y la manipulación, ponerse del lado de los grandes poderes, y cuando se sale de ello, se queda expuesto a una erosión mental irrefrenable. Es lo que le ocurre al personaje que ejemplarmente interpreta Benoit Magimel, cuyo tránsito, que resulta bastante creíble, demuestra en el último segmento esa deriva hacia la oscuridad, termina avanzando a tientas en una noche infinita hacia un destino indefinido, donde el espectador también puede quedar confundido por las escenas imaginarias, que se mezclan con las reales sin previo aviso y que pide observar con atención para dilucidar lo que es plausible de lo que es directamente un delirio.
Por mi parte, nunca me hubiese imaginado que pagaría por ver una de sus películas y que encima acabaría más que satisfecho. Es un largometraje bien largo, demanda paciencia, pero también entrega buenos momentos, creo que tiene imágenes que perduran, como ahora esa gran escena del concurso de surf, en la que la espectacularidad viene amplificada por los planos que filma Serra, muy amplios y que ayudan a potenciar la noción de estar presenciando esas grandes olas en Tahití. Y encima, para más ironía, me pilló en Madrid y lo vi en la sala Golem, al lado de la calle Princesa, donde por cierto había bastante gente en la sala.
Una gran experiencia en la sala de cine.
7,5/10 (esos amagos anticlimáticos en verdad me pesaron en algún momento)