Me consta que la peli gustó bastante. Al menos, en mi sala de cine, donde incluso hubo algún aplauso. El enésimo espectáculo lúdico-festivo de Tarantino, una especie de
blackexplotation disfrazada de western (y no un previsible spaghetti con tintes de Leone, al menos Quentin mantiene la capacidad de sorprender) que sin embargo adolece de problemas de ritmo. Los mismos que vienen trayéndome de cabeza desde hace ya algunos meses, con varias estrenos de metraje superior a las dos horas, o dos horas y media, sin que en ninguno de estos casos se encuentre justificada tamaña duración. Django no es una excepción: junto a escenas estupendas (esa primera charla en la taberna o la incursión en la plantación de Big Daddy), otras tantas que no atrapan tanto como el cineasta quisiera, por estar excesivamente alargadas (los baciles Stevens-Django, de los que se abusa en demasía, o ese doble clímax sangriento que no es sino uno solo partido por la mitad). Quizá sea por la extrañeza que provoca ver a un Tarantino tan sobrio y lineal, pero de momento esta película le pongo un discreto 6.5. De momento. En
Malditos Bastardos otras escenas alargadas me parecieron luego orfebrería pura cuando la revisé...
P.D: Salvo por los 15 minutos finales, el trailer de esta película es lo más spoilerante que se ha visto en mucho tiempo. Prácticamente todas las escenas de acción (que bien pensado no son muchas) aparecen ahí. Mecagoen...