Cada vez veo más ilógico tachar como errores el que una película no se ajuste estrictamente a los cánones industriales impuestos por los norteamericanos.
Hablo de cosas cómo:
-Le sobran X minutos
-Esta parte se podría quitar
-A esto otro requeire mayor profundidad
-Confundir velocidad con ritmo
-Y la que más me rechina de todas: identificación emocional con los personajes. Hasta si la película trata de un pedereasta violador, asesino, drogadicto y fan de Esperanza Aguirre. Lo más importante es que un personaje sea comprensible, no emocionalmente afín a uno mismo.
Esas frases hechas han señalado algunos errores en unas cuantas películas, suenan muy profundas y por eso con el tiempo se han ido transformando en lugares comunes, pero no por estamparlas de manera sistemática realmente señalan auténticos problemas. Más cuando la película no se guía por esas normas.
Para empezar, el personaje de John Hurt. La película habla de cómo una tierra salvaje puede deshumanizar a un hombre, por lo tanto que haya un personaje que profundice en esa idea siempre será bienvenido. Además también apuntala la sensación que efectivamente Arthur Burns es un forajido muy buscado. Es lo más natural del mundo que en una época así hayan caza recompensas acechándole. Saber crear un buen conexto es mucho más importante que adaptarse a patrones rítmicos novelescos.
Me refiero a la familia de los bandidos: no se profundiza en su personalidad y sus sentimientos, sólo se ve que son unos salvajes hijos de puta pero nada más allá, y eso quedaría bien si su función fuera la de ser antagonistas repulsivos, pero se les quiere dar más entidad que eso, hablar de ellos como de una familia fuera de la ley, siendo el resultado un quiero y no puedo.
Quiero y no puedo, otra bonita frase hecha. No hay que ignorar el contexto histórico de la película, ya que a principios del siglo XX Australia era la cloaca del imperio británico, el paraíso para la escoria. Por lo tanto que se te presente a unos personajes cuya principal preocupación es salvar el pellejo y sobrevivir es algo sobradamente coherente. Eso de los sueños está bien para los personajes del capitán Stanley y su mujer, gente más acomodada, con una situación más estable y las principales necesidades cubiertas.
Y los sentimientos de los personajes están bien reflejados si ha visto la película. Lo que pasa es que no están expuestos de manera tan evidente y no se da todo remasticado, pero en ese sentido, el sentimiento de familia se aprecia perfectamente
- En la escena inicial, concretamente en la conversación con Stanley, cómo Charlie se atreve a amenazarle aún y estando en clara desventaja.
- Cómo vacila en ejecutar su misión, aún y cuando dispone de de buenos momentos para llevarla a cabo. Por eso precisamente están esas bonitas escenas a contraluz, en las que Charlie ensaya ese hipotético gesto que ha decidir el destino de un hermano u otro.
Si después de ver esta película uno no sabe que Mike Burns es un pobre desgraciado fuera de contexto, Charlie Burns un pedante de cáracter bipolar y Charlie Burns un tipo inteligente y duro, que se sabe adaptar al medio (por eso se ha vuelto salvaje como la tierra que le rodea) pero que aún así ha podido conservar algunos escrúpulos (si por ejemplo el protagonista de la historia hubiese sido el personaje de Samuel Stoat la acción de la película habría sido justo lo contrario), es que se ha mirado la película, pero no se ha visto.
Todo eso está explicado tanto en palabras como en imágenes así que decir algo como
El problema es el guión, pues hay partes importantes que resultan torpes, mal explicadas.
Es retratarse a uno mismo como un comodón recalcitrante. Hay que saber ir a por la película si ofrece oportunidades tan claras.
Tampoco el personaje de Guy Pearce tiene la fuerza o carisma que debiera, ni su enorme conflicto interno queda lo suficientemente bien expuesto para que uno lo pueda sentir como propio
Si fuera un pastelito comercial tipo Iron Man o El Caballero del culo quizá te daría la razón porque sus protagonistas sólo tienen esa fución, molar cuanto más mejor, pero en una película como ésta, dónde prima la crediblidad, no le veo el sentido señalar como fallo que a uno no le haya parecido más llamativo o más molongui.
En el Asesinato de Jesse James, por ejemplo, y a pesar de padecer algunos atropellamientos argumentales, si que se transmitía bien esa durísima mezcla de sentimientos final.
Resulta que el Asesinato tiene una hora más de duración (eso sin contar con la hora y media que voló del montaje final) y además se centra casi en exclusiva en ese asunto, mientras que ésta narra en paralelo (cómo mínimo) dos historias.