Peliculilla para pasar el rato, que no tiene más ambición que sacar alguna que otra risa al espectador sin mucho esfuerzo. La película empieza enseñándote la situación de varias personas, y que por cosas de la vida terminan metidas casi todas en un hotel, donde empiezan a surgir situaciones de lo más rocambolescas. Tiene un estilo a comedia muda, con cosas como el hecho de que los personajes miren a la cámara, que a veces gesticulen hasta lo absurdo, o que tenga escenas aceleradas donde la policía persigue a los "sospechos". La verdad es que falla por muchos sitios, pero hay dos o tres escenas bastantes resultonas. En casi todas el culpable es Alec Guinnes (cómo no), como cuando el tartamudo no le deja volver a la habitación (cuando lo pilla medio doblado en el pasillo me he partido de la risa), y con la de los "fantasmas", que me he reido bastante también.