La inmersión de David Cronenberg en el mundo de las drogas es un absoluto aburrimiento. El clima de la película efectivamente desprende un aire malsano y de extrañeza, pero todo es tan rematadamente austero (visualmente, las actuaciones) y los hechos parecen sucederse de una manera tan aleatoria y tienen tan poca chicha que ni me impacta ni consigue que le pille el rollo y por lo tanto me he pasado todo el rato que dura desconectado de ella. Además que el habitual rollito viscoso de Cronenberg tampoco creo que le haga ningún favor a la película, no es más que un mero truquito para crear repugnancia en el espectador de manera fácil.
A la dirección de Cronenberg tampoco le veo la gracia, todo son planos medios y el ritmo que le imprime es demasiado lento y cargante como para poder meterse en los desvaríos que explica o sentir tensión alguna.
¿La mejor película que refleja la mente del drogata? Bueno, la película es irrealidad pura, pero no identifico en ella ningún viaje alucinógeno inducido por drogas. Miedo y Asco en Las Vegas refleja todo ese mundo como mil billones de veces mejor y también Trainspotting (sobretodo la escena en la que Renton, encerrado en su cuarto por sus padres, intenta superar el mono) consiguen revivir la experiencia con autenticidad. Pero ésta... a lo mejor es que hay que probar los fumigantes. Aunque para mí es una película fallida, cuanto menos Cronenberg no utiliza las drogas para tirarte encima una avalancha de moralina como hace Aronofsky, lo cual ya es algo teniendo en cuenta el tema que trata.
Pero en fin, no le veo cualidades como para poder aprobarla siquiera.