Muy meritoria adaptación del conocido best-seller de Patrick Süskind, la película traslada al plano visual/sonoro los olores que Suskind había trasladado al plano de las letras. La película resulta esencialmente fiel a la historia, y sobre todo al espíritu de la novela, y sobresale en los apartados técnicos: escenografía, vestuario, maquillaje, fotografía y sonido.
Quizá sus principales problemas sean el ritmo narrativo y las interpretaciones. Que no son malos, ni las unas ni el otro, pero quizá pueden hacerse difíciles de seguir. Personajes como el del perfumista Baldini interpretado por Dustin Hoffman o el padre y la hija de la ciudad de Gratz (Alan Rickman y Rachel Hurd-Wood) son fácilmente comprensibles, pero no ocurre lo mismo con Grenouille, el protagonista.
La actuación de Ben Wishaw es correcta, sí, pero Tykwer no se toma los mismos esfuerzos para explicar la personalidad de Grenouille que los que se toma para hacernos entender el poder del olfato. Y es algo importante, porque Grenouille no sólo es un hombre con una nariz excepcional, sino una verdadera quimera emocional. Grenouille es un psicópata puro: no siente remordimientos ni pena... ni tampoco odio, amor o tristeza. Es más una máquina que un ser humano. La riqueza, el sexo, la comida o el poder carecen de atractivos para él, y eso es algo que el espectador ha de entender para poder comprender cómo actua - especialmente para entender el final de la película, que sino puede resultar ridículo.
Por lo demás, el tramo final de la película, con Grenouille persiguiendo a su última víctima, es excesivamente largo. Las personalidades del padre y la hija (especialmente de esta última) nos son indiferentes - creo recordar que en la novela la muchacha no tenía ni una línea de diálogo, y el padre sólo hablaba tras la muerte de ella. Son escenas vistas mil veces en las pelis de psicópatas, no tienen nada espectacular y alargan en exceso el metraje. La escena en el cadalso también es demasiado larga, y le falta
"algo" de emotividad, porque al final también parece ridícula en lugar de sobrecogedora.
La gente se parte de risa durante la orgía... debería haber más sentimiento y menos carne en esa escena; más gente llorando de felicidad, más caricias y besos apasionadísimos y menos desnudos
Sin embargo, como ocurría en "El señor de los anillos" no sólo hay que valorar el producto final en sí, sino el esfuerzo de adaptación y las dificlulades que comportaba y reconocer que, sin duda, es una obra magnífica. 9/10