Moderador: Damned Martian
morneo escribió:Me ha gustado. Técnicamente es una pasada, aunque el argumento me ha parecido en exceso fantástico para mi gusto.
canguro escribió:
A mi esa sensación me pasó sobretodo con El viaje de Chihiro , ¿la has visto? He visto en tu firma que acabas de ver también el castillo ambulante y no sé si estas haciendo el ciclo completo.
Corleone12 escribió:He aquí servidor, auténtico desconocedor de la animación nipona, manga, anime y demás etiquetas que se escapan a mi entendimiento. Y, salvo El castillo ambulante, profano en los productos del estudio Ghibli.
Y esta joyita me ha quitado cualquier fobia. Más allá de mis gustos prejuiciosos y demás, es imposible no reconocer las enormes virtudes de la cinta.
Es más grande, más ambiciosa y más épica que El castillo ambulante. Y, al igual que aquella, desborda una imaginación apabullante en cada fotograma. Cada imagen, cada personaje, cada paisaje, todo rezuma un cuidado absoluto y un gusto por crear un universo identificable a la par que original. No sé cómo se desarrolla la filmografía de Miyazaki pero aquí, toda esa vorágine de inventiva y exotismo queda de lujo, auténtica, genuina y canalizada de tal manera que no quede excéntrica o pasada de rosca. Pero a parte de su insuparable apartado técnico, la historia es cojonuda.
Miyazaki desde el principio va creando ese universo, a medio camino entre lo rural y lo puramente mágico, mezclando y mostrando las dos vertientes todo el tiempo. Tan pronto vemos la acería, con sus rudimentos y trabajos varios, como secuencias puramente mágicas y fantásticas. Pero está perfectamente enlazado. Y es ahí donde se nos presentan una serie de elementos a cada cual más valioso. La mala, o al menos la que cualquiera calificaría como la antagonista vamos, no está demonizada. Es como una suerte de capitalista ambiciosa de la época pero que resulta amable, emprendedora, solidaria y liberal. Al detalle del origen de sus trabajadoras o lo de los leprosos me remito.
A pesar de su claro mensaje medioambiental, la industralización como monstruo, la naturaleza está mostrada como una fuerza salvaje, férrea, nada liviana o pasiva, dotada de un poder vengador, que decían en La delgada línea roja. Otro detalle que me fascinó totalmente es el mostrar a las diferentes razas de animales como facciones diferenciadas con caracteres bien delimitados (los cerdos como tozudos y temperamentales, los monos asustadizos o los lobos como una raza agresiva, dominante y leal).
Y todo filtrado, moldeado y mostrado con un trazo acojonante, un dibujo fascinante, sublime, colorista, un portento mimado hasta último detalle. No redondeo más la nota por razones que se escapan a mi entendimiento. Nota: 8-/10
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