El Pinguino escribió:Es que no hay una evolución tan clara como tú dices en el comportamiento de los torturadores, ya que hay torturas del comienzo y del final que apenas se diferencian: por ejemplo, ¿qué diferencia hay entre obligar a los esclavos a comportarse como perros, azotarles hasta la inconsciencia y darles de comer clavos, y las burradas que les hacen al final en el patio? Más allá de que las segundas son más dolorosas para la víctima y más desagradables para la vista del espectador, no se diferencian demasiado en cuanto a gratuidad y "refinamiento" de los verdugos. Entonces, ¿qué evolución hay en los personajes? Ninguna, y su supuesto incremento de la perversidad está tan pesimamente explicado que no ayuda a que se pueda apreciar un verdadero desarrollo de ideas a lo largo del filme. Ahora, hablo un poco de memoria, y quizás cuando vea la peli otra vez cambie de idea, pero eso es lo que recuerdo.
Siendo menos cáustico que
Villano, hay diferencias. Para empezar, partamos de la base de que podemos calificar todo el comportamiento de los verdugos de gratuito. El del principio y el del final. Hacen lo que hacen porque pueden y porque quieren. El hecho de que sean más dolorosas para las víctimas y más desagradables para el espectador a mí personalmente no me parece moco de pavo. Eso es una diferencia sustancial. A lo de comer clavos le puedo dar un pase, es una putada gorda
(no obstante al principio dicen que son libres de satisfacer cualquier impulso en cualquier momento y también se cargan a una antes siquiera del episodio de los clavos, es decir: en ese momento a uno de ellos le parece una idea divertida y la lleva a la práctica)
. Ahora, entre tratarlos como perros o azotarlos hasta la inconsciencia y
sacarles los ojos a pelo o quemarles los genitales con mecheros o los pezones con hierros de marcar yo veo también diferencias importantes.
Sobre el tema que comentáis, pues es muy interesante, y muy espinoso: ¿cuando una película nos parece vacía de quién es la culpa, del que la ha hecho, que la ha hecho mal, o del que la ve, que no sabe apreciarla? Cada caso hay que mirarlo con lupa, pero de igual manera que no siempre es válido decir que una película no tiene valor porque no se lo vemos, es igualmente ridículo atribuir automáticamente valor a una película por estar hecha por quién sea: es que si nos ponemos así no podríamos críticar ninguna película, pues todas pueden ser buenas, y el hecho de que no nos guste ser problema nuestro. De ser así The Brown Bunny sería una gran obra basada en la sutileza de pequeños gestos y detalles que hay que saber mirar, y si yo o cualquiera opinamos que se trata de una película insustancial alargada de manera gratuita y autocomplaciente que perfectamente podía haberse quedado en un corto, entonces es que no hemos sabido apreciarla. Y comento este caso porque sé que a Villano esa película le parece particularmente infumable.
Vamos a ver, lo repito por tercera vez: aquí nadie ha dicho que porque una película sea de un autor en concreto se le otorgue automáticamente un valor determinado. Por lo menos yo no lo he dicho. Lo que he dicho es que tendemos a, de manera automática, restarle valor desde el mismo momento en que nosotros no se lo vemos, y a veces tenemos la desfachatez, y lo digo con todas las letras, de pretender medir nuestro intelecto o nuestra capacidad de análisis con la de gente a la que no llegamos ni a la suela de los talones. Y a veces hay que ser más humilde y pensar en la posibilidad de que nos queden unos cuantos garbanzos por comer para que nuestra cabecita sea capaz de atisbar ciertas cosas. Comprendo perfectamente, por poner un caso extremo, el pitorreo generalizado ante las pelis de
Uwe Boll porque, ¿quién cojones es
Uwe Boll? Ahora bien, y por redundar en un ejemplo ya expuesto, si el final de
No country for old men te choca, pensar que optaron por ese final porque no sabían cómo resolver la película (un comentario que he escuchado con frecuencia) cuando has visto una realización cojonuda hasta el momento y los responsables de la peli son gente de acojonante y contrastada solvencia me parece como mínimo un pelín atrevido. Los
Coen no son
Uwe Boll. Eso es obvio
y no es cuestión de gustos. Volviendo al caso que nos ocupa,
Pasolini no era simplemente director de cine, era poeta, ensayista y pensador en general. Un fulano con mucha cabeza. Que era un tío intelectualmente más válido que yo, lo tengo clarísimo. No sé cómo os véis
Damned Martian y tú en una comparación directa con él. Y, cosa curiosa, consideraba
Saló su mejor película. En mi caso, como ya he dicho, la peli me transmite claramente la sensación de que hay mucho más allá de lo que soy capaz de entender, pero aunque no fuese así creo que al menos, por ser vos quien sois dejaría la puerta abierta a la posibilidad de no estar capacitado para entender el fondo de la cuestión y no afirmar con rotundidad que la cuestión es una simpleza hasta que venga alguien a demostrarme lo contrario.