Pues sorprendentemente a mí me ha parecido una buena película, no exenta de los molestos tics de su autor que tan mal han envejecido (el didactismo, el tono panfletario, los dichosos niños). A diferencia de otras obras de Frank Capra, para mí lo mejor de esta peli radica en que hay un conflicto dramático de verdad, y no una simple contraposición de buenos muy buenos y navideños y malos muy muy malos.
Me ha encantado, por ejemplo, ese personaje benefactor que acoge bajo su tutela a James Stewart, un tipo que se ha vendido al poder económico, pero no por ser malvado sino como vía para poder, de manera incremental, cambiar las cosas desde dentro del sistema y que ve el capitalismo de amiguetes como una mal menor. Le da un contrapeso dramático de agradecer a la película, que expresa el habitual discurso Jeffersoniano de Capra sin necesidad de tanta tontería almibarada (que bueno, también aparece, pero en dosis mucho más tolerables que en Juan Nadie o Vive como Quieras).
En fin, una buena película para entender lo que era la cultura política de la América del New Deal, de Roosevelt y de la Gran Depresión. Nota: 7/10.