Dentro del cine de Allen se puede distinguir tres géneros: Comedia, drama y un híbrido de las dos, que se podría denominar como tragicomedia. Manhattan es posiblemente una de las películas más completas de Allen y pertenece más a esa tercera categoría, con muchas líneas de diálogo cómicas, acompañadas de una material más oscuro, más dramático. Podría definirse como una comedia-social-romántica, pero sobretodo como una alegoría de amor hacia esa ciudad que él llama su hogar.
Capítulo primero.... Adoraba la ciudad de Nueva York. La idolatraba de un modo desproporcionado. No, mejor así: El la sentimentalizaba desmesudaramente. Para él, sin importar la época del año seguía siendo una ciudad en blanco y negro que vibraba al ritmo de las grandes melodías de George Gershwin
El prólogo de apertura, una secuencia de imagenes de Manhattan bajo los acordes conmovedores del "Rhapsody in blue" de George Gershwin, nos muestra un retrato tan ordinario como sublime: la vida en la gran ciudad. Representa un gran acierto hacer esta película en blanco y negro, ya que de esa forma representa los detalles de la vida diaria sobre las calles de la ciudad como si fueran postales, como trozos de su propia vida. Allen relata una de esas historias dentro de una ciudad de más de seis millones de almas.
Aún siendo Manhattan del año 1979, esa música de Gershwin, esa fotografía gloriosa en blanco y negro, hace que la película se desplace en el tiempo y la realidad. El marco que crea Allen para recrear está historia es incomparable, ya que lo dota de una intimidad mucho más cercana. Además, el amor de Allen por Nueva York es claro y palpable desde el inicio y no puede haber sitio mejor en su mente para situar esta cotidiana historia de relaciones personales.
Woody Allen da vida a Isaac, seguramente el personaje más repleto de esos clichés de las propias películas de Allen. Es un guionista de televisión dos veces divorciado, un neurótico cansado de la "basura" de su trabajo y que lo deja para escribir un libro, perdiendo así la seguridad que le da su sueldo mensual. Sale con una joven de 17 años, una estudiante de instituto que está enamora de él. Isaac se siente incómodo con su afecto, ya que piensa que su relación a raíz de la diferencia de edad, no tiene ningún futuro. El mejor amigo de Isaac es Yale, una hombre casado que está poniendo en peligro su relación por un asunto que tiene con María (Diane Keaton). Poco después, María e Isaac se encuentran, resultando ser totalmente incompatibles, como el gusto de María por el arte y las declaraciones que hace María de Ingmar Bergman, el director favorito de Isaac Pero aún así, aún siendo dos polos opuestos, se complementan pasando de la amistad a algo más.
Normalmente en las comedias románticas se detalla el inicio de una relación, que culmina finalmente con el momento en que ambos se profesan su amor y lo legitimizan con el matrimonio o ceremonia similar. Pero en cambio Allen es más ambicioso y rompe todo lo convencional, ya que esas relaciones parecen más realista y no todas acaban como uno quisiera. Eso es lo que le da a Manhattan mayor sustancia, el alejarse de esas convencionalidades.
La película está repleta de chistes y agudezas que han convertido a Allen en uno de los directores más queridos. La sutileza de sus diálogos, de soltar la frase adecuada en el momento adecuado, de saber entretejer el fino hilo de la comedia y el drama, el humor y la tragedia, convierten las películas de Allen en perfectas adaptaciones de la vida real. Reímos con ellos y lloramos con ellos. Manhattan es Allen en su forma máxima, dominando y combinando los diversos hilos de romance, drama y comedia y todo ellos con un telón de fondo de blanco y negro, que me hace preguntarme porque el color es una característica tan codiciada en las películas modernas.